miércoles, 24 de marzo de 2010

Intensa, la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto


Eruviel Ávila Villegas, actual alcalde del municipio mexiquense de Ecatepec, fue designado en días recientes presidente de la Federación Nacional de Municipios de México (FENAMM), membrete que, afirman sus promotores, agrupa a “más de mil 500 ayuntamientos” en la república.
Este suceso no tendría mayor relevancia si no fuera por lo controvertida que es la figura del reelecto alcalde de Ecatepec y que en su protesta como dirigente de ese supuesto organismo de ayuntamientos priistas estuvieron dándole respaldo el gobernador Enrique Peña Nieto y la presidenta del PRI, Beatriz Paredes Rangel.
En su carrera hacia Los Pinos en el 2012, Peña Nieto utiliza a Eruviel Ávila como uno más de sus operadores de campaña, pues con el cuento de promover ante el Congreso de la Unión reformas para que los municipios cuenten con mayor autonomía y más recursos económicos, Ávila Villegas promoverá desde la Fenamum la candidatura del gobernador mexiquense.
Hechura política del exgobernador y actual diputado federal César Camacho Quiroz, Ávila Villegas inició su carrera política durante la gubernatura de Emilio Chuayffet. Fue secretario del ayuntamiento de Ecatepec de 1994 a 1996; luego Camacho Quiroz lo hizo diputado local de 1996 a 2000; de 2001 a 2002 fue subsecretario de Gobierno con Arturo Montiel.
De 2003 a 2006 ocupó la presidencia de Ecatepec, que por su pésima actuación no pudo retenerla para el PRI y la perdió frente al panista Agustín Hernández Pastrana, quien resultó peor alcalde y permitió el arribo del perredista José Luis Gutiérrez Cureño.En este lapso Eruviel se hizo cargo del Comité Directivo Estatal del PRI y de nuevo fue diputado local, de donde salió para ocupar otra vez la alcaldía de Ecatepec, cargo al que llegó severamente cuestionado por la gran cantidad de irregularidades comiciales para obtener su reelección.
Peña Nieto, Camacho Quiroz y Paredes Rangel confían absolutamente en las habilidades de Ávila para avanzar en la consolidación del llamado candidato de Televisa hacia la Presidencia de la República.
Pero da la casualidad que la FENAMM no cuenta con recursos propios. Como se dice al principio, es sólo un membrete priista. ¿De dónde saldrá el dinero para financiar la campaña de Peña Nieto? Las arcas del Revolucionario Institucional se encuentran bastante disminuidas, luego de la deserción de los sindicatos y agrupaciones de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP), vía la Federación Democrática de Servidores Públicos, que hábilmente se llevó Elba Esther Gordillo al Partido Alianza Nacional (Panal).
El dinero sólo puede provenir de dos fuentes: del desvío que haga Peña Nieto del presupuesto del Edomex o de los “más de mil 500 ayuntamientos” del país que no tienen recursos por depender de la Federación, y no hay que olvidar que muchos de esos municipios se encuentran en manos de los carteles del narcotráfico y de otras instancias del crimen organizado, por lo tanto será dinero negro, ilegal, pero bien lavado. En ambos casos la FENAMM es una plataforma frágil frente a los embates de los rivales políticos y Eruviel no destaca por sus finos modales ni agudeza política, su perfil es de duro, golpeador, porro y gangsteril, algo así como un Rafael Juanito Acosta, pero con título escolar.
La falacia de la autonomía municipal
De entrada, nadie se opone a que los municipios del país no dependan de los poderes centrales, tanto estatales como de la Federación, este siempre ha sido un sueño democrático de sectores vanguardistas de izquierda (que por cierto no se encuentran en ninguno de los partidos que se autodefinen de esa tendencia).
Ninguno de los grupos que llegan al poder, sea del partido que fuere, han querido perder el control del país vía el presupuesto a los más de dos mil 500 municipios que lo integran. El modelo que impuso el PRI a lo largo de la historia reciente ha sido reproducido tanto por el PAN como por el PRD en sus respectivos ámbitos. Ninguna oligarquía se ahorca con su propia soga.
Eruviel se compromete llevar a los municipios priistas de la FENAMM a participar orgánicamente en el Sistema Nacional de Coordinación Fiscal, instancia encargada de analizar las políticas públicas en materia hacendaria y donde sólo tienen participación la Federación y los estados.
Recordemos que 93 por ciento de los ingresos públicos son recaudados por la Federación, a diferencia del 2 por ciento de los municipios. Para mejorar esta situación, Ávila propone solicitar que los ayuntamientos tengan más fuentes de tributación que no signifiquen incrementos en los impuestos. En ninguno de los dos casos dice cómo hacerlo, son ocurrencias que, desde luego, nadie tomaría en serio en el mundo fiscal.
La evidencia de ser sólo un promotor de la candidatura de Peña Nieto la dio en esa misma ceremonia en la que fue ungido presidente de la FENAMM, al proponer un clon de la priista Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago). Ávila se propone fundar y dirigir la Conferencia Nacional de Municipios de México (Conamm), que según él sería una institución formal del derecho público, y de trabajo coordinado con asociaciones municipalistas (?) que aglutinen a ediles de otras opciones políticas.
Otra de sus falacias es “promover en los próximos meses, con el apoyo de los legisladores priistas en el Congreso de la Unión, que se le permita a los municipios iniciar leyes federales en temas de interés municipal, pues aun cuando los ayuntamientos somos un orden de gobierno, no tenemos esa facultad”. Este es un bonito tema de análisis para los constitucionalistas.
Todo esto pretende llevarlo a cabo en el lapso de un año, pero si no le alcanza el tiempo la asamblea del membrete priista puede reelegirlo otro más para que cumpla con la patria, claro está, si Paredes Rangel se sostienen como presidenta del CEN del PRI para entonces.
El caso Unime
Con alrededor de tres millones de habitantes, Ecatepec es un municipio donde el PRI no está consolidado y la reelección poco convincente de Eruviel atomizó aún más las tendencias políticas. Si bien los partidos Acción Nacional y de la Revolución Democrática se encuentran debilitados por las malas actuaciones de los correspondientes ex alcaldes, los seguidores de estas formaciones políticas aún son considerables y están muy atentos de la actuación del alcalde priista.
Al tomar posesión de la alcaldía, el 18 de agosto del año pasado, Ávila Villegas inició su gestión con una gigantesca torpeza: disolvió la recién inaugurada Universidad Municipal de Ecatepec (Unime), cuyo lema era educación laica y gratuita, que en ese mismo agosto iniciaría su primer ciclo académico y en la cual ya estaban inscritos poco más de dos mil alumnos para las carreras de Administración, Derecho, Pedagogía, Informática y Contaduría.
Eruviel consideró que el proyecto no valía la pena porque fue uno de los últimos proyectos que realizó la administración perredista de González Cureño y podría ser un capital político que aprovecharían las huestes del sol azteca.
Para festejar su primer año de gobierno, acaba de anunciar que en agosto funcionará el Campus Ecatepec de la Universidad Mexiquense del Bicentenario (uno de los proyectos emblemáticos de Peña Nieto), cuya convocatoria se publicará en abril. Las carreras que ofrecerá sólo son dos: Informática Administrativa y Contaduría.
Para las instalaciones dice que el ayuntamiento adquirirá un predio de cinco mil hectáreas, iniciando con 1.7, para dar cabida a tres mil estudiantes. Una de las razones que dio para clausurar la Unime antes de nacer fue que no había dinero para el rubro educativo. Por cierto la página web de la Unime aún sigue vigente.

sábado, 6 de marzo de 2010

La Edad Media, hoy


México, al igual que muchas sociedades latinoamericanas, vive en la actualidad una reedición de la Baja Edad Media. Si nos tomáramos la molestia de leer o reeler algunos de los grandes autores abocados a la historia, mucho de lo que ocurre en nuestros países tercermundistas dejaría de sorprendernos de modo tan primitivo y, quizá, algunas comunidades un poco más avezadas hasta podrían evitar algunos sucesos tan deprimentes en los ámbitos de la política, la economía y lo social.
Recientemente, terminé la lectura de El otoño de la Edad Media, trabajo realizado por el maestro Johan Huizinga, una obra que disfruté en mis años adolescentes pero que no supe aquilatar en toda su magnitud las enseñanzas que contiene. Ahora, en estos momentos de mi vida y la del país, considero que debería ser lectura obligada para todo individuo que curse estudios medios superiores en adelante.
Leer de nuevo ese libro nos ubica de modo sustantivo en nuestra realidad pues, a pesar del desarrollo tecnológico y científico que la humanidad ha tenido de esos años a la fecha, no hemos progresado nada en lo que se refiere a la calidad humana. Seguimos siendo ignorantes, fanáticos, manipulables, mezquinos, estúpidos, vanidosos y egoístas.
En la Edad Media era la religión y las monarquías las que manipulaban a los pueblos. Ahora se les han agregado los medios de comunicación, específicamente la TV y la radio, con sus honrosas excepciones, desde luego. La educación, a pesar de ser láica en algunos países, sigue siendo dogmática y acientífica. La prensa impresa no se distancia mucho de sus hermanos electrónicos.
Seguir paso a paso de la mano de Huizinga la reconstrucción de la Edad Media nos hace ver que, en esencia, seguimos siendo los mismos palurdos, embrutecidos con los espectáculos más deprimentes. Antes eran las ejecuciones en la plaza pública, los torneos de la nobleza. Hoy son actividades (que no deportes) como el futbol o la lucha libre, a través de la TV, o conciertos musicales masivos de ínfima calidad. Gozamos y sufrimos los sucesos de actorcillos y actrices de pacotilla. Seguimos religiosamente los capítulos de las telenovelas cuya temática siempre es la misma.
En fin, tenemos lo que merecemos. Bien lo dijo Antonio Tabucci en una entrevista que le realicé en 2003: "El mundo está gobernado por tontos y perversos".
No obstante el pesimismo que destilan estas líneas, invito a mis atentos lectores a reeler a Huizinga, al menos para que tengan el consuelo de que no todo tiempo pasado fue mejor.

Escher, dibujante de lo imposible


¿Existe la posibilidad de dibujar lo imposible? ¿Se puede plasmar en una limitada hoja de papel el infinito? Parece que sí. MC Escher logró crear diversas obras tan fantásticas y revolucionarias, como lo fue, en su momento Las señoritas d’Avignon, de Pablo Picasso, precursor del arte moderno del siglo XX. No hay evidencia de que ambos artistas se hayan conocido personalmente, pero sin duda, fueron influidos con gran fuerza por otro de sus contemporáneos, Albert Eistein, mediante su Teoría de la Relatividad.
El holandés Maurits Cornelis Escher (1898-1972) fue un dibujante y grabador que revolucionó la perspectiva del plano y es considerado el intérprete de los conceptos matemáticos, por definición abstractos, que dan sustento a la relatividad del espacio-tiempo planteada por Einstein en 1905 y 1915, idea continuada por sus seguidores, ampliándola, profundizándola e incluso modificándola.
Se dice que las coincidencias no existen y mucho menos en los ámbitos de la ciencia y el arte que, salvo excepciones, van de la mano. Escher, al igual que Leonardo da Vinci en su época, lograron captar el momento crucial de la civilización en la que se desarrollaron.
El famoso creador de las llamadas “estructuras imposibles” fue un estudiante menos que mediocre, y por presiones de su padre (que lo mantuvo económicamente hasta casi los 53 años de edad), comenzó a estudiar arquitectura, pero a la semana de asistir a clases, cambió a dibujo y “artes decorativas”.
Es en este oficio que comienza a destacar por su virtuosismo en el dibujo y su dominio de las técnicas lito y xilográficas. Durante su primer periodo (de 1916 a 1922) se dedica a ilustrar libros, diseñar tapices y realizar estampillas postales y algunos murales decorativos. Después decide recorrer Italia para ampliar su cultura visual e inicia su etapa de paisajista. En este viaje conoce a Umiker Jetta, con quien casa en 1924 y se establecen en Roma durante 11 años.
Así comienza su llamado “periodo italiano” (1922-1935) y experimenta con la perspectiva en paisajes, dibujos de ciudades y edificios. De fines de este periodo es la litografía denominada Mano reflejada en la esfera, muestra evidente de su sólida madurez como artista, aunque aún está lejos del reconocimiento universal y del éxito económico.
El periodo italiano es principalmente relevante en Escher por su fecundidad, el desarrollo de la perspectiva y los trazos continuados, profundamente motivado por el estudio de la división del plano a partir del arte morisco en los mosaicos de la Alhambra, que lo dejó vivamente impresionado durante su visita a Granada, en 1922.
En el lapso de 1935 a 1941 se traslada a Suiza y Bélgica para alejarse del belicismo de la Segunda Guerra Mundial. Sin duda alguna, para entonces ya está familiarizado con las ideas einstenianas y el apogeo del cubismo iniciado con la pintura Las señoritas de Avignon (1907). A la vez, comienza llevar a la talla en madera y marfil algunos de sus bocetos, todos por encargo, creando las “estructuras imposibles” y la serie de esferas que le empezaron a dar un gran éxito económico.
A estas alturas, su nombre ya era reconocido y las reproducciones de sus grabados tenían gran demanda. El interés de afamados matemáticos en su obra es ya patente por la manera de dibujar en dos y tres dimensiones.

Las matemáticas y el infinito

En 1959, en un artículo, el propio Escher expresó lo que le motivaba a representar la idea del infinito: “Nos resulta imposible imaginar que, más allá de las estrellas más lejanas que vemos en el firmamento, el espacio se acaba, que tiene un límite más allá del cual no hay nada. El término vacío todavía nos dice algo, puesto que un espacio determinado puede estar vacío, por lo menos en nuestra imaginación; pero no estamos en condiciones de imaginar algo que estuviese vacío en el sentido de que el espacio deja de existir.
“Por esta razón, desde que el hombre existe sobre la Tierra, desde que está de pie, sentado o acostado, desde que corre, navega, anda a caballo y vuela, nos aferramos a la idea de un más allá, de un purgatorio, de un cielo y de un infierno, de una transmigración y de un nirvana, todos lugares de infinita extensión en el espacio o estados de infinita duración en el tiempo”.

El uso del color

Otra gran contribución que hizo especialmente al grabado fue la utilización del color, que hasta entonces había sido elaborado sólo en blanco y negro, lo cual, según una anécdota, fue el motivo por lo que su esposa Jetta lo abandonó, “hastiada de ver toda la vida el blanco y el negro en casa”.
Sus biógrafos consignan que en varias ocasiones Escher presumía que su taller era una “máquina de hacer billetes”, por la demanda que tenía la reproducción de su obra. En 1969, con 71 años de edad y con la salud muy menguada, realiza su grabado Serpientes, donde demuestra que, a pesar de su avanzada edad, el genio permanece en su máxima expresión. Al final de su carrera, en un ataque de ira, destruyó algunas de las planchas para que no se realizaran más reproducciones de originales.
Muchas de sus obras se vendieron masivamente poco después de su muerte y están esparcidas por el mundo. Un grupo importante está expuesto de forma permanente en el Museo Escher, en La Haya.
El análisis de sus obras, tal y como definió Bruno Ernst, uno de sus biógrafos, permite clasificarlas básicamente en tres temas y diversas categorías: La estructura del espacio, que incluye paisajes, compenetración de mundo y cuerpos matemáticos. La estructura de la superficie (metamorfosis, ciclos y aproximaciones al infinito). La proyección del espacio tridimensional en el plano (representación pictórica tradicional, perspectiva y figuras imposibles).
MC Escher jugó con la arquitectura, la perspectiva y los espacios imposibles. Su arte sigue sorprendiendo y maravillando a millones de personas en todo el mundo. En su obra reconocemos su aguda observación del mundo que nos rodea y las expresiones de sus propias fantasías y nos muestra que la realidad es maravillosa, comprensible y fascinante.

jueves, 4 de marzo de 2010

Cultura y dinero en el contexto del centenario de la Revolución


In memorian de Enoch Cancino Casahonda
Ya comenzaron a sentirse en Chiapas los efectos del duro golpe que, mediante el presupuesto federal de egresos 2010, le ha dado al fomento cultural el gobierno de Felipe Calderón con el aval perverso del Congreso de la Unión. Un poco más de la cuarta parte de lo que se ejerció el año pasado, para ser exactos, 25.2 por ciento, lo que equivale a un recorte de tres mil 340 millones de pesos.
Por lo pronto, ya le metieron tijera a los fondos que eran destinados a los talleres de creación literaria que imparte el escritor soconusquense Marco Aurelio Carballo, entre otros rubros culturales que tantos beneficios han traído a la sociedad.
Espero que el suplemento Raíces, que se edita gracias a la generosidad de Diario del Sur y del esfuerzo titánico de Gustavo Gonzalí, no se vea afectado, sobre todo porque quienes colaboramos en él lo hacemos sólo por dos razones: por el amor y enorme respeto que le tenemos a nuestra tierra natal y la solidaridad con el amigo entrañable.
Siempre ha sido lamentable en México que todo lo relacionado con el fomento y difusión de la cultura dependa del capricho de los gobiernos, en cualquiera de sus tres niveles.
El legado que dejó el movimiento armado, conocido como “la Revolución”, era que el Estado debía impulsar la consolidación del espíritu nacional mediante la educación y el arte institucionales. Esa fue la matriz de todos los organismos dedicados a promover la cultura. Esta concepción excluyó a “las fuerzas vivas” de todas las regiones del país, debido a su esencia reaccionaria y conservadora y que siempre se mantuvo contraria a las ideas emancipadoras del movimiento armado.
Con el tiempo, esas “fuerzas vivas” se llamaron iniciativa privada, empresarios, industriales, inversionistas, aprovechándose de lo que producían las instituciones del Estado, no sólo en infraestructura, sino del trabajo de los artistas –en todas sus manifestaciones– y el de los intelectuales, para darle cierta categoría a su imagen pública. Así nacieron las fundaciones y fideicomisos de los dizque filántropos y mecenas del arte contemporáneos; desde luego, con sus correspondientes deducciones fiscales.
Pero la debacle acaeció a raíz del movimiento social de 1968. Los hombres del poder político y económico se percataron que las instituciones del Estado no podían darse el lujo de seguir formando ciudadanos pensantes, bien preparados, con criterio propio. Fue así como Luis Echeverría inició las ahora famosas reformas educativas, cuyas consecuencias estamos viviendo. Con Miguel de la Madrid comenzó el desmantelamiento del Estado mexicano y se consolidó con el arribo de los neoliberales. Carlos Salinas y Ernesto Zedillo se encargaron de despojar a la nación de las mil 200 empresas paraestatales que permitían un desarrollo social un poco más equilibrado.
Tanto la deplorable administración de Vicente Fox y la actual de Felipe Calderón (obsérvese que no hago alusión a colores partidistas), han hecho suya la amonestación que Milton Friedman hizo a los oligarcas estadounidenses cuando, desde su punto de vista, se estaban distrayendo de su misión en la vida: hacer dinero; lo demás, crear empleos, mejorar el ambiente o cualquier otro objetivo le parecían "puro socialismo" (The social responsibility of business is to increase its profits, The New York Times Magazine). Por fortuna, en Estados Unidos no todos le hicieron caso y nació el concepto de empresa socialmente responsable, que se ha ido abriendo paso a contracorriente.
Pero como ocurre generalmente en México, aquí somos más papistas que el Papa. Nuestros políticos y grandes empresarios obedecen ciegamente las instrucciones que vienen de Washington, aunque allá sean los primeros en violar sus propias reglas, como ocurre con el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica.
¿A qué viene todo esto en nuestro minúsculo ambiente soconusquense? Pues que ante los recortes, casi hasta la extinción, de los presupuestos oficiales para las actividades culturales en nuestra zona, debe ser la propia comunidad la que saque la cara con cierta hidalguía, con algún cariño hacia la tierra y gente que todo les ha dado.
Han desaparecido manifestaciones populares como el carnaval, la feria exposición se ha convertido en un enorme tianguis de muy mal gusto. (La última que tuvo algo propositivo fue la que estuvo a cargo de Roberto de los Santos Cruz, gracias a que en el terreno cultural contó con el apoyo de su hermano Juan Pablo, un artista y promotor cultural excepcional.) No hay una alternativa para los cinéfilos, la música agoniza entre bandas narcopatrocinadas y reguetones disonantes, del teatro ni hablar, artes plásticas brillan por su ausencia, y así al infinito.
Es hora de que levanten la mano las universidades privadas y oficiales, las agrupaciones de empresarios, de ganaderos, de agricultores, comercios, asociaciones civiles, en fin, todos quienes deberían tener un compromiso con Tapachula a fin de impulsar su crecimiento cultural si no queremos vernos el día de mañana en un espejo como el de Ciudad Juárez, Chihuahua. Podrían empezar con el apoyo a estas Raíces.

Ciudad de México
Marzo 2010

martes, 2 de marzo de 2010

Una Lluvia que resultó Aguacero


La sinfonola vomitaba al máximo la rola del momento. La voz -de escasos registros tonales, propia para quienes tienen oídos de artillero-, hacía añorar a los artistas que originalmente pusieron de moda Cuando calienta el Sol, los cubanísimos Hermanos Rigual. Entre tanto, Luis Miguel la destrozaba inmisericordemente.
En efecto, el Sol ardía a esa hora en las calles huacaleras. Corrían los años 80 del siglo pasado y, por fortuna, ayer como hoy, Tapachula siempre ha contado con osasis de espumosa cebada por casi todos los rumbos. Por mi parte, me acababa de refugiar en El Don, barcito ubicado en la Novena Avenida Sur. El local se encontraba hasta la madre. “Sin duda hay buena botana”, pensé.
Los mugidos de Luismi se combinaban con las animadas charlas de los bolos que ya ocupaban todas las mesas. Me acerqué a la barra y, sin abrir la boca, pedí mi correspondiente “helodia”. El cantinero, con la destreza que dan los años, deslizó la Coronita hasta mis manos al mismo tiempo que colocaba los limones junto al consomé de camarones.
Para mi alivio, en ese momento terminó el asesinato de “cuando calienta el Sol aquí en la playa…” y comenzaba a sonar otro éxito del momento, Maracas, en voz de verdaderos cantantes: Alberto Vázquez y Joan Sebastian.
Ya con el gañote humedecido y saboreando mi consomé puede observar con calma a los parroquianos en las mesas. La mayoría hombres de campo, agricultores y ganaderos, algunos empleados de instituciones como la ahora empresa de prestigio mundial, la CFE, del siempre eficiente Seguro Social e incluso funcionarios del Ayuntamiento. Algo evidente en todos, el denominador común, dirán los elegantes, era su masculinidad, todos “bragaos”, machos, pues. Algunos, incluso, estaban acompañados de bellas damas.
Las mesas eran atendidas por tres diligentes meseras, pero una era la más solicitada. De cabello dorado, güerita, de líneas firmes, de risa fácil, atraía como imán las miradas y piropos de los hombres cabales. Casi todos desean ser atendidos por ella. Las otras dos, morenas, sólo sonreían cuando algún atrevido se animaba a besarla en la mejilla e invitarla a su mesa.
Curioso que soy, le pregunté al cantinero sobre ese “atractivo visual”.
-Se llama Lluvia y dice que es de Suchiate –contestó.
-¿Lluvia? Pues más parece salvadoreña -respondí.
-Quién sabe, pero desde que llegó, hace como un mes, el bar se llena y algunos briagos hasta se han peleado por ella –dijo el cantinero.
-Es la ventaja de ser ciudad fronteriza. Ahora Tapachula cuenta con muchas centroamericanas muy guapas. Hay de donde escoger.
-Sí, para todos los gustos –respondió con cierta malicia el empleado.
Luego de llenar el reglamentario cartón de cuartitos de Coronita y saborear tacos, ubre y tripa bien dorada abandoné El Don cuando caía la tarde.
Reflexioné sobre el asedio de los parroquianos hacia Lluvia. “Será por el nombre; es muy poético”, pensé.
Pasaron las semanas y, como se sabe, en los pueblos los secretos no tienen donde esconderse. En esta ocasión me encontraba en otro manantial, esta vez era La mesa redonda, de mi buen amigo Paco Solares. Me acompañaban varios colegas, a quienes les comenté la discriminación de ese lugar hacia las mujeres, pues no había meseras como en El Don y, desde luego, mencioné a la atractiva Lluvia.
-¿Te gustó Lluvia? Te la hubieras llevado a bailar –me dijo Goyo Barrientos muerto de la risa.
-No acostumbro esos “levantones” –respondí molesto.
-Lo que pasa es que no es Lluvia, sino Aguacero –me explicó Santiago “El Patachín” García.
Así fue como me enteré que Lluvia era un personaje muy famoso en el ambiente y por ser Aguacero, sus aguas también corrían cuesta arriba si fuere necesario.
Quién sabe qué pasó con ese mampito protagonista de tropicales pasiones. Pasado el tiempo, desapareció del ámbito botanero y Lluvia fue evaporada por el sólido Sol costeño. Algunos cantineros me contaron una versión de su ausencia: fue tal el amor de dos machísimos pretendientes (uno ganadero y el otro agricultor) que la violencia llegó al Texcuyuapan y abandonó el escenario para no provocar una tragedia.
Yo prefiero creer que un buen hombre, a carta cabal, como somos los tapachultecos, la rescató de ese vil ambiente, le puso su casita y vivieron muy felices.