martes, 15 de mayo de 2012

Carlos Fuentes (1928-2012) Vida y obra



"El luto prolongado es una traición a la memoria del muerto". (Fuentes dixit)

Debido al trabajo diplomático del veracruzano Rafael Fuentes Boettiger,la sonorense Berta Macías Rivas, su esposa, da a luz un bebé en la ciudad de Panamá, al que registran con el nombre de Carlos, en honor del hermano mayor del embajador de México en aquel país centroamericano.
La infancia de quien formaría, junto con Juan Rulfo y Octavio Paz, la trilogía de escritores mexicanos más reconocidos en el mundo y emblemáticos del siglo XX, transcurre en las ciudades de Panamá, Quito, Montevideo y Río de Janeiro hasta 1934, cuando don Rafael, luego de decepcionarse del quehacer político doméstico tras un breve paso en la Secretaría del Departamento del Distrito Federal, decide regresar al servicio exterior y se asienta en Washington, DC, donde estudia toda la primaria y las vacaciones tiene que pasarlas en Veracruz con sus abuelas y tías para que no se le olvide el idioma español.
En esa época y por las necesidades protocolarias de su padre en Washington, Carlos Fuentes tiene que disfrazarse de charro para representar a los niños mexicanos en las fiestas diplomáticas, situación que lo hace sentir profundamente el amor y la nostalgia por su país.
De 1940 a 1944 viaja con sus padres de Nueva York a Valparaíso en vapor, tocando puertos de Panamá, Colombia, Ecuador y Perú. Pasa estos años en Santiago de Chile y Buenos Aires. En Santiago, además de asistir al colegio inglés The Grange, escribe sus primera narraciones con Roberto Torretti, publicando algunas piezas en el Boletín del Instituto Nacional de Chile, fundado por Victorino Lastarria.
Dice Fuentes en sus apuntes biográficos  que llega a Buenos Aires a los pocos días de la toma del poder por el general Farrel, en 1944 y que como muestra de “rebeldía” contra la educación fascista del régimen militar, se dedica a descubrir el sexo, el tango y la obra de Jorge Luis Borges. 
De regreso a México, continúa con los estudios, ya que su padre desempeña el cargo de director de protocolo de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
En este periodo fortalece sus relaciones amistosas con el grupo de diplomáticos surgidos de la Revolución mexicana, entre los que destacan Castillo Nájera, Padilla Nervo, Quintanilla, Córdoba, Campos Ortiz, Tello, además de formarse en los principios de lo política exterior mexicana: no intervención y autodeterminación. Lee el Quijote, operación que a partir de entonces repetirá cada año. De 1945 a 1946 termina el bachillerato en el Colegio México del Distrito Federal.
En el lapso de 1947 a 1948 publica algunos relatos cortos en las revistas Mañana e Ideas de México, así como reportajes y artículos políticos en Hoy, Novedades y Voz. Asiste a los cursos de filosofía de José Gaos y de Eduardo Nicol, y a los de estética de Justino Fernández, en la Escuela de Mascarones.
Gana varios concursos literarios en el colegio y entabla amistad con Enrique Creel de la Barra, Jaime Saldívar, Guadalupe Pita Amor y el grupo Basfumista, un pretexto filosófico para la parranda, animado por el pintor Adolfo Best Maugard, afirma el propio Fuentes.
Comienza la graduación en Leyes en la Universidad Nacional Autónoma de México en 1949, pero la abandona para graduarse en la universidad noctámbula de aquella ciudad de México que la época de oro del cine nos retrata con romanticismo, y Fuentes se vuelve experto en prostíbulos, cabarets, magos y mariachis, que en sí es la materia prima de su primera novela, La región más transparente.
En 1950, Fuentes reconoce que como medida autodisciplinaria se larga a vivir a Ginebra, Suiza, y se inscribe en el Instituto de Altos Estudios Internacionales con algunos destacados internacionalistas europeos del momento: Ropke, Rappard, Bourquin y Brierly. Lee exhaustivamente los clásicos griegos y latinos, las novelas de Thomas Mann y la poesía europea a partir de Baudelaire y Rimbaud.
Labora como secretario del miembro mexicano de la Comisión de Derecho Internacional de la ONU, Roberto Córdoba. Viaja a Portugal, Italia, la Austria ocupada y Francia, donde conoce a Octavio Paz. Europa le ofrece el rostro final de una belleza: la ruina.
En 1953 gana el primer lugar en el concurso de ensayos convocados con motivo del Cuarto Centenario de la Facultad de Derecho y publica la revista generacional Medio Siglo, en la cual colaboran otros jóvenes escritores: Salvador Elizondo, Sergio Pitol, Marco Antonio Montes de Oca y, en sus primicias, José Emilio Pacheco y Carlos Monsiváis. Ocupa el cargo de secretario de prensa del Centro de Información de las Naciones Unidas.
Al año siguiente  se coloca como subdirector de prensa de la Secretaría de Relaciones Exteriores con motivo de la Conferencia Interamericana de Caracas y la subsecuente invasión de Guatemala y el derrocamiento de Jacobo Arbenz marcan su ánimo político y el fin del sueño rooseveltiano de la buena vecindad. A partir de ese momento, militará contra las políticas de Estados Unidos en América Latina, pero también contra las de la Unión Soviética en Europa Central. Sus ensayos denuncian la política de la Guerra Fría. Pero su principal ocupación es publicar su primer libro, Los días enmascarados, una colección de cuentos.
“Escribí este pequeño libro en una fiebre de alegría, dando de manotazos a un foco eléctrico que pendía, desnudo, del techo de mi recámara. Allí está mi cuento emblemático, Chac Mool, que contiene muchas de las preocupaciones formales y temáticas de mis otros libros. Lo decía para México pero acabé por entenderlo para todo el mundo: el pasado está vivo, e ignorarlo es condenarse a un futuro muerto...”, explica Fuentes en sus notas biográficas.
En esta década el autor de Aura, es un activo promotor cultural y otra de sus empresas se materializa en la Revista Mexicana de Literatura, en compañía de Emmanuel Carballo.
Regresa a la Secretaría de Relaciones Exteriores, colaborando con el ministros Luis Padilla Nervo y preparando las primeras cuartillas de La región más transparente. 
Su intensa actividad continúa con la fundación y dirección del Departamento de Relaciones Culturales de la Secretaría de Relaciones Exteriores, es miembro del Centro Mexicano de Escritores, asiste a los almuerzos sabatinos del restaurante Bellinghausen, con los escritores Max Aub, José Luis Martínez, Alí Chumacero, Jaime García Terrés, Hugo Latorre Cabal, José Alvarado, los artistas Juan Soriano y Abel Quezada y el editor Joaquín Díez Canedo. Estrecha relaciones con el grupo teatral universitario Poesía en Voz Alta, animado por Octavio Paz.
Fundamental en su vida literaria resulta 1958, pues colabora estrechamente con Fernando Benítez y Vicente Rojo en el suplemento México en la Cultura, del diario Novedades. Abandona el servicio diplomático y sale a la venta su primera novela, La región más transparente, “en medio de parejos denuestos y elogios”.
Inmediatamente después del triunfo de la Revolución viaja a Cuba, en 1959. La solidaridad con Cuba provoca la expulsión del grupo de Benítez de Novedades. José Pagés Llergo acoge a los escritores en la revista Siempre!. Publica la novela Las buenas conciencias.
“Fue un baño de serenidad y paciencia después del tumulto de La región... Iba a ser parte de una tetralogía nunca terminada que un día eché al boiler del agua caliente, cuando esos artefactos todavía eran necesarios en México. De todas maneras, el bildungsroman de Jaime Ceballos me gusta porque me permitió acercarme a las contradicciones de la cultura católica en la que todos los españoles y latinoamericanos estamos inmersos, seamos creyentes o no. Leía mucho esa época a Mauriac, a Mounier, y a Kierkegaard, y de éste es el epígrafe: 'Los cristianos hablan con Dios, los burgueses hablan de Dios'. Pude haber utilizado, también, este dicho de Luis Buñuel, a quien la novela está dedicada: 'Gracias a Dios, soy ateo'", comenta Fuentes a propósito de esa novela.
En 1964 empieza su amistad con Gabriel García Márquez. Escriben junto guiones de cine y organizan tertulias dominicales. El concurso de cine experimental reúne a diversos talentos en torno a Manuel Barbachano Ponce y Gabriel Figueroa. Se celebra en Chichén-Itzá el simposio interamericano y allí se inicia su amistad con William Styron, Lillian Helman y otros escritores norteamericanos. Nace en la ciudad de México la Zona Rosa y con ella los cuentos de Cantar de ciegos.
Colabora en la fundación de la editorial Siglo XXI que dirige Arnaldo Orfila, en 1965. Viaja a Nueva York a la reunión del Pen Club Internacional presidido por Arthur Miller. La burocracia literaria cubana organiza un ataque contra Neruda y Fuentes por su presencia en Nueva York. Los métodos empleados son estalinistas: se ponen en el ataque firmas de amigos a los que ni siquiera se les consultó. A partir de ese momento, no regresa a Cuba pero se niega a abandonar la defensa del derecho a la autodeterminación de Cuba o cualquier otro país latinoamericano. Vive en Roma y en París.
 El fatídico año de 1968 lo asalta viviendo en Londres y París, donde  aprovecha los recursos del British Museum para iniciar la redacción de Terra Nostra. Colabora con François Reichenbach en el film México, México. Es un año crucial. Está presente en la fase final de la rebelión estudiantil parisina y publica París: La revolución de mayo.
Protesta contra la invasión soviética de Checoslovaquia y viaja a Praga con Julio Cortázar y Gabriel García Márquez para apoyar a los escritores y artistas independientes de ese país. Los recibe Milan Kundera. La masacre de estudiantes en Tlatelolco lo decide regresar a México.
En 1975 acepta el nombramiento de embajador de México en Francia como homenaje a la memoria de su padre, por convicción de servicio a la diplomacia mexicana, y como apuesta por el civilismo y la reforma política y social en México después del trauma de Tlatelolco. Gana las dos primeras apuestas; la tercera la gana y la pierde a medias. Abre las puertas de la embajada a los refugiados políticos latinoamericanos y a la resistencia española. Actúa como delegado en la Conferencia sobre Ciencia y Desarrollo en Dubrovnik, Yugoslavia, y recorre Sarajevo y la costa dálmata. 
No obstante, en 1977, dimite como embajador en Francia, en protesta contra el nombramiento del Chacal de Tlatelolco, Díaz Ordaz, como primer embajador de México en España después de la muerte de Franco.

Recibe el doctorado de la Universidad de Harvard en 1983 y pronuncia el discurso de fin de curso, insistiendo en las razones de América Latina frente a la equivocada política norteamericana en la región. Al año siguiente termina la novela Gringo viejo, que viene elaborando, en distintas etapas desde 1948.
De esta obra, dice Fuentes, “obviamente, es una novela fronteriza: la frontera que puede ser herida abierta o cicatriz dolorosa, entre México y los EU, pero también la fatiga de los EU, ese país hambriento de nuevas fronteras. Siempre me fascinó el destino de Ambrose Bierce, el desencantado escritor gringo que, incapaz de quitarse la vida, va a México a que se la quite Pancho Villa. Escribí la novela sobre Bierce que Bierce ya no puedo escribir. Y la escribí como una elegía del lenguaje. Bierce es el custodio de la palabra escrita. Arroyo, el guardián de los textos sagrados. Harriett es la lectora (o la novia) ideal de ambos, hasta que Arroyo, en una escena, le introduce la lengua española en la oreja mientras bailan y la contagia con la lengua española que sedujo al padre de Harriett en Cuba y ahora la seduce a ella misma en México. Sin las palabras, dice el gringo viejo, somos todos ciegos”.
En 2009,al cumplir Carlos Fuentes 80 años de edad, todo este año se  le rinde homenaje no sólo a su vida, sino a su obra, prolífica y emblemática del México contemporáneo. Agrega a su extraordinaria obra, nuevo libro, La voluntad y la fortuna. Como en todos los demás, la temática es la preocupación de lo que ocurre en su amado país.
Editado por Alfaguara, citamos aquí un breve párrafo de la nueva obra de Fuentes, sólo para dar una idea de su terrible vigencia:
“Miro sin mirar. Tengo miedo de ser visto. No soy lo que suele ser  ‘agradable’ de ver. Soy la cabeza cortada número mil en lo que va del año en México. Soy uno de los cincuenta decapitados de la semana, el séptimo del día de hoy y el único durante las últimas tres horas y un cuarto.”
Fuentes muere el martes 15 de mayo de 2012 a los 83 años de edad.


Recuadro 1
Narrativa 
La región más transparente (1954),Las buenas conciencias (1959), La muerte de Artemio Cruz (1962), Aura (1962), Cantar de ciegos (1964), Zona Sagrada (1967), Cambio de piel (1967), Cumpleaños (1969), Terra Nostra (1975), La cabeza de la hidra (1978), Gringo Viejo (1985), Cristóbal Nonato (1987, La Campaña (1990), La Frontera de Cristal (1995), Los años con Laura Díaz (1999), Instinto de Inez (2001), La Silla del Águila (2003), Todas las familias felices (2006), La voluntad y la fortuna (2008), Adán en Edén (2009).

Recuadro 2
Algunos reconocimientos y premios
1976 Premio Xavier Villaurrutia por Terra Nostra
1979 Premio Internacional Alfonso Reyes
1984 Premio Nacional de Literatura de México
1987 Premio Cervantes
1992 Legión de Honor
1992 Premio Internacional Menéndez Pelayo
1994 Premio Grizane Cavour
1994 Premio Príncipe de Asturias
1994 Medalla Picasso de la UNESCO
2008 Premio Internacional don Quijote de la Mancha
2008 Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica


Recuadro 3
 Ensayos
La nueva novela hispanoamericana (1969), El mundo de José Luis Cuevas (1969) , Casa con dos puertas (1970), Tiempo mexicano (1971), Cervantes o la crítica de la lectura (1976), El espejo enterrado (1992), Geografía de la novela (1993), Tres discursos para dos aldeas (1993), Nuevo tiempo mexicano (1995), Retratos en el tiempo, junto con Carlos Fuentes Lemus (2000), Los cinco soles de México: memoria de un milenio (2000), En esto creo (2002), Contra Bush (2004), Los 68 (2005).
Teatro
Todos los gatos son pardos (1970), El tuerto es rey (1970), Los reinos originarios (1971), Orquídeas a la luz de la Luna (1982), Ceremonias del alba (1990).

domingo, 13 de mayo de 2012

EL IGUANERO, un paraíso recobrado


La historia es pródiga en buenos y malos ejemplos de las consecuencias del odio, el amor, el desinterés o la culpa que experimenta el ser humano. En Mazatán hay un caso digno de destacar sobre lo que provoca el sentimiento de culpa, devenido en amor. Es la vida de Abilio Villarreal Morga y su familia.
Lugar común es nombrar a ese municipio como “la capital mundial” de las iguanas y garrobos, pero desde luego éste es un reduccionismo un tanto falaz, ya que las iguanas proliferan en toda la región de Soconusco y más al norte, hasta llegar a Nayarit y Sonora. Por otra parte, este reptil, primo hermano de los dinosaurios, hasta hace poco se encontraba en vías de extinción en nuestros lares.
Pero en Mazatán también proliferan otras especies de animales que hacen destacar a este municipio de sus vecinos costeños, como es el venado cola blanca y el armadillo.
Cuenta Abilio Villarreal que desde niño y toda su juventud fue “un depredador de la fauna silvestre en todos estos montes y esteros”, remarcando con un amplio movimiento de su largo brazo hacia el horizonte, rumbo a la barra del Coatán. Moreno, alto para el común denominador en la región, de rostro amable pero enérgico, Abilio “presumía de ser un buen cazador, lo mismo con trampa que con garcera o rifle, muy rara vez se me fue un venado, una iguana, un garrobo o un armadillo”.
“En aquellos años fui una terrible amenaza para los pobres animalitos de la región, contribuí intensamente a poner en riesgo de extinción estas especies, hoy protegidas sólo en el papel”, expresa con cierta amargura desde la cima de sus 54 años de edad.
Por ello, “desde hace 25 años decidí, apoyado por mi familia, fundar esta reserva, en esta parte de nuestro rancho, para que sirva de nicho ecológico y con desarrollo sustentable, a fin de proteger estas especies a las que tanto daño hice en mi juvenil inconsciencia al creer que la cacería era un deporte”.
La visita
La invitación la llevó Saúl Cruz Marroquín a los colegas de la Asociación de Prensa, Radio y Televisión de la Costa de Chiapas (Aprytcch). “Mi primo Abilio quiere que conozcan su zoológico”, dijo en son de broma, “pongan fecha y hora”. Un jueves de abril, a media mañana, un reducido grupo partimos de Tapachula a Mazatán por la carretera Costera. Todo iba bien de no ser por el tenebroso, a la vez de patético, espectáculo de los famosos retenes del ejército a la altura de Viva México.
La mala vibra de no saber si son regulares o irregulares esos retenes provoca un profundo malestar en los ciudadanos que no alcanza a vestirse de palabras. La reflexión interna de muchos es “como si esto sirviera para controlar a la delincuencia, organizada o no”. En fin, luego de 30 minutos de rodar por el asfalto pasamos a un lado de la colonia Álvaro Obregón y seguimos de frente rumbo a Marte R. Gómez, al que también pasamos por el costado y justo delante del “aeropuerto” (una pista de avionetas fumigadoras de los extensos platanares), se yergue un letrero con la leyenda Unidad de Manejo y Aprovechamiento de la Vida Silvestre El Iguanero, más conocido como UMA Iguanero.
Una vereda lo suficientemente ancha para vehículos, acotada con piedras encaladas y algunas palmeras, conduce a los visitantes a una enorme palapa con techo de manaca, en donde se ven dispuestas mesas con blanquísimos manteles. Luego de las presentaciones, Abilio da la bienvenida y antes de hacer el recorrido, invita “un bocadillo” a los hambrientos visitantes.
Desde el comal llega el exquisito aroma de las tortillas hechas a mano. Colaboradores del anfitrión colocan en las mesas grandes jarras de agua de papaya, crema y queso frescos con tortillas. Luego de esa “entrada”, Abilio pregunta con naturalidad: “Gallina de rancho en caldo o iguana al pipián”.
La mayoría pide la iguana en mole verde, unos porque nunca la han comido, otros porque es uno de sus platillos favoritos, y alguno más, como el que esto escribe, para recordar su primera niñez, cuando en el mercado Sebastián Escobar se podían comprar los tamales de iguana con hueva o bien la abuela la cocinaba precisamente así, al pipián. Todos pedimos segunda ración, quizá por deformación del oficio, porque el reportero de a pie casi siempre anda con hambre.
Después del atracón, Abilio Villarreal Morga nos lleva a conocer la reserva. “Sólo son 20 hectáreas”, explica mientras vamos brincando de un lado a otro para no pisar los cientos de crías de iguana verde que escapan de las galeras que les sirven de dormitorios. Algunos paran a tomar fotos a un arbolito que en lugar de guayabas, es un decir, cuelgan innumerables iguanitas que atisban con insistencia a los intrusos.
La reserva está cultivada con infinidad de árboles de mango ataulfo, lo cual la convierte en una verruga en medio de los inmensos sembradíos de plátano.
Mientras caminamos hacia el incubadero, un lote de unos 25 por 50 metros, el también director técnico de la UMA informa que “el año pasado produjimos unas tres mil 500 iguanas y para éste creemos que podemos duplicar la cifra”. Hileras de rectángulos de arena de unos 30 por 30 centímetros son las incubadoras donde docenas de huevos de iguana esperan el momento de reventar para pasar a la etapa de cuidados intensivos, a fin de que aves y otros animalillos silvestres no devoren a las nuevas crías. Cada rectángulo cuenta con una estela de madera con la ficha técnica correspondiente.
Luego de saludar a las iguanas sementales, nuestro anfitrión nos lleva a otro sector de la reserva, sombreado por el “mangal”, donde deambula un hato de venados cola blanca. Estos hermosos animales prácticamente ya habían desaparecido de Mazatán y son a los que precisamente debe su nombre: “lugar donde abundan los venados”.
“Sí, fue difícil conseguir el pie de cría”, reconoce Abilio, “pero por fortuna ya comenzaron a reproducirse con éxito”.
En otro sector del rancho, hay galeras especiales para gallinas, chompipes, pavorreales, chachalacas, tortugas y casquitos. Reconoce que el trabajo es intenso, pero muy satisfactorio.
“Con esto ponemos nuestro granito de arena para hacer un México con futuro”, dice orgulloso el director de la UMA Iguanero.
Las vicisitudes
Para quienes deciden realizar proyectos como éste, el principal obstáculo con el que se encuentran es la burocracia del gobierno federal, concretamente la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat). A Villarreal Morga le ha llevado 15 años de papeleos y viacrucis de ventanilla en ventanilla para que esa instancia le otorgue el certificado de UMA, lo que apenas logró hace dos.
Además, Semarnat hace hasta lo imposible para que los proyectos fracasen desde el ángulo económico. No cuenta con programas ni orientación de buen nivel para que estas reservas se conviertan en sustentables e impide que los excedentes se comercialicen.
Otro obstáculo son las grandes empresas dedicadas a la comercialización de esta fauna. Dada la ausencia de una reglamentación adecuada, aunado al exceso de burocracia, hay empresas que quieren comprar grandes lotes a precios irrisorios. “Por ejemplo, quieren pagar a 30 pesos una iguana cuando ellos la venden en 500 o más pesos”, señala Abilio. Esto lleva a una descapitalización con el beneplácito de las autoridades.
A pesar que la Secretaría de Economía, tanto estatal como federal, tiene a veces programas de ayuda para estas empresas, el principal escollo es que nadie los conoce, a excepción del encargado de la ventanilla. Al permanecer fuera del dominio público, esos recursos quedan como subejercicios o bien se canalizan a fideicomisos de dudosos manejos.
La misión
Abilio Villarreal Morga está convencido de que El Iguanero debe ser un centro educativo para la niñez y juventud no sólo de la Costa sino de todo Chiapas.
“Este lugar puede servir para que nuestros niños y jóvenes conozcan y se comprometan con su entorno, sólo así podremos garantizar un buen futuro a las nuevas generaciones, de lo contrario podrían hacerse realidad las peores visiones apocalípticas al romperse el equilibrio ambiental y ecológico que nos da sustento”, comenta Abilio con la mirada clavada en los árboles de mango.
La visión
A El Iguanero ya han comenzado a llegar excursiones de estudiantes de varias escuelas de la región. Llegan en autobuses y hacen una visita guiada acompañados de sus profesores.
“La cuota es módica, 10 pesos por alumno, pero muy pronto esperamos ofrecer otros alicientes además del restaurante con platillos propios. Tenemos contemplado un chapoteadero, juegos infantiles y sala de video con internet para que conozcan y comparen este sitio con otros más del país y del extranjero. Creo que así valorarán nuestros jóvenes el tesoro que aquí tenemos”, puntualiza el hombre que comenzó a construir este paraíso para curarse un sentimiento de culpa por haber sido un depredador ambiental.

 


Construyamos una identidad

Uno de los grandes dilemas del ser humano, en cualquier época y en cualquier parte, es saber reconocerse frente a los demás, tener certeza de su identidad y actuar en consecuencia. La historia nos da cuenta de este conflicto ontológico, que lo mismo ha generado sangrientas e inacabables guerras o bien grandes avances para la especie.
No saber quiénes somos, de dónde venimos o adónde vamos puede mantener a un individuo, a un grupo o a una nación, en una crisis permanente de identidad, volviéndolo materia fácil para la conquista y el avasallamiento. México, en estos tiempos de auge neoliberal y pragmatismo rampante, es ejemplo elocuente de esta crisis.
Tiempo ha, que se ha discutido la característica de “ser mexicano”, pues queda claro que en el espacio geográfico que llamamos México, coexisten e interactúan múltiples naciones, tanto autóctonas como de inmigrantes, amalgamándose en algunos casos y manteniéndose sin mezcla en otros.
Los intentos de Samuel Ramos, Octavio Paz, Roger Bartra e incluso de Carlos Monsiváis de explicarse y explicarnos “lo mexicano” han sido proyectos inacabados por culpa de los malos programas económicos, sociales y políticos que ha impuesto al país un pequeño grupo oligárquico de Manuel Ávila Camacho a la fecha, con el interés perverso de que los mexicanos no seamos una sociedad homogénea, sino dividida por intereses diversos, no obstante sus propios rasgos de grupo o comunidad, para encontrar el bien común y la convivencia solidaria.
Un caso intensamente patético, quizá por estar inmersos en él, es el de Tapachula, microcosmos que ejemplifica lo que nos ocurre a escala nacional. Esta región, a diferencia de algunas aledañas, carece de identidad, de elementos que la singularicen para proyectarla de modo universal.
Este fenómeno se agudiza por la conformación cosmopolita de la sociedad que la integra. Lo mismo hay etnias centroamericanas que europeas, o bien, comunidades completas de asiáticos como de casi todas las regiones del país. No obstante, perviven los prejuicios económico, de raza y de credo, a pesar del mestizaje y criollismo.
Tapachula no cuenta con una imagen propia en su diseño urbanístico ni arquitectónico; no tiene una tradición particular en lo cultural, ni siquiera una gastronomía propia. Su desarticulación social es tan profunda que pareciera que no existen músicos, escritores, artistas plásticos, incluso científicos; en fin, de todo lo que constituye la gama del quehacer humano.
Para ello echamos estas Raíces, para ayudarnos a construir una identidad que nos dé fortaleza y altura de miras.
Los editores