viernes, 27 de julio de 2012

La casa de Dios es E=mc2 y el bosón de Higgs el valet


Conforme la inteligencia del ser humano avanza y se educa, los misterios de la vida y el Universo van revelando poco a poco sus misterios.
Hace algunas semanas, el 4 de julio específicamente, la ciencia dio un paso igual o más grande que el salto dado hacia la Luna: se descubrió evidencia fehaciente de una partícula subatómica, perteneciente a la familia de los bosones, que puede ser una de las responsables de la creación de la masa en la materia.
De inmediato, los oscurantistas, cual caballeros templarios, se apropiaron del hallazgo y lo dieron a conocer en los medios masivos como “la partícula de Dios”, para, según ellos, “demostrar que la religión y la ciencia empatan sacramente sus metas, aunque por caminos diferentes”.
La patraña fue encubierta con cierto éxito. Un ejemplo de esto lo dio el canal de noticias por televisión CNN en el español de Miami, pues tan pronto dio a conocer el descubrimiento el Consejo Europeo para la Investigación Nuclear (CERN, por sus siglas en francés), la televisora organizó un supuesto debate entre el profesor de religión en la Universidad de la Florida, Daniel Álvarez,  con el argentino Fernando Monticelli, doctor en física y uno de los integrantes del equipo que participó en la investigación.
El místico hizo malabares para convencer no sólo al televidente, sino al propio investigador, de que el descubrimiento era “un milagro”, porque la mente imagina cosas en el reino de lo invisible, a lo que el otro explicaba de modo sensato que la comprobación de la fórmula planteada matemáticamente desde 1964 por Peter Higgs, no tenía nada de milagroso y aclaró que también podría ser alguna otra partícula y no la que da masa a la materia. En cualquier caso, fuera o no fuese, el descubrimiento era de gran importancia para la física nuclear.
El locutor, metido a moderador en un tema que confesó desconocer totalmente, interrumpía constantemente a Monticelli para que el creyente hablara de Platón, Aristóteles y lo intrincado de la imaginación. El conductor incluso se mostró sorprendido de que el científico fuera, para él, muy joven y estuvo tentado a tratarlo como niño malcriado, por lo que Monticelli le aclaró que ya tenía 32 años de edad.
La legendaria manipulación que CNN hace de la información y copiada exitosamente por las televisoras en México, puede ser corroborada con sólo ingresar a la página web de dicha empresa estadounidense. Allí podrán leer, por ejemplo, que prefieren denominar el hallazgo como “la partícula de Dios” y no con su nombre real.
Sin embargo, lo que importa en realidad es el velo que se descorre de los numerosos que ocultan el origen de la vida. Si bien el Big Bang explica en parte el inicio de este universo, aún nos hallamos lejos de saber cómo nacieron los demás y la ubicación de los vasos comunicantes.
Este descubrimiento trae a mi memoria una de las conferencias magistrales de la doctora en astronomía Julieta Fierro Gossman, una de las mentes mexicanas más brillantes que imparte cátedra en la UNAM. En esa ocasión dijo algo que me impactó sobremanera: “Nuestro universo no es único, hay evidencia de que por lo menos hay siete más, a los que algunos escritores imaginativos llaman dimensiones”.
Sea o no sea el bosón de Higgs, esta partícula subatómica obliga a replantear muchas hipótesis y teorías sobre la masa, la materia y la energía. Tomemos por caso la materia oscura, mal llamada “la nada”, que constituye el armazón donde se expande y contrae nuestro Universo. Si dentro de algunos años (pocos o muchos) no terminamos extinguiéndonos por la depredación que hacemos del planeta, habrá un momento en que el ser humano aproveche esa energía para largos viajes interestelares.
Es probable que al místico de la Florida se le ocurra, eso sí, por un milagro, decir en un momento dado que la famosa fórmula de Albert Eistein, que permite transforma en energía la materia (E=mc2 ), es la casa de Dios y la partícula aquí mencionada sólo es su mayordomo o valet encargado del trabajo sucio. En fin, de todo hay en la viña del Señor.