lunes, 7 de septiembre de 2009

Las "juanitas" y la mazahua Florencia Salamanca.

Mucho revuelo ha causado el caso de las juanitas, esas ocho mujeres lograron llegar al Congreso de la Unión como diputadas a la 61 Legislatura para luego, el primer día de sesiones, pedir licencia indefinida y dejarle el puesto a sus respectivos suplentes, todos varones (hasta donde se sabe).
De inmediato, voceros de los partidos políticos involucrados en el escándalo (PRI, PRD, PT, PVEM) saltaron a la palestra para argumentar con gran cara dura que es un procedimiento "perfectamente legal". Y en efecto, lo es. Está previsto en la ley electoral, pero el espíritu de esa prescripción se refiere a una causa de fuerza mayor (enfermedad o invitado (a) a ocupar un cargo en otra instancia), por lo que la o el representante "popular" ya no podrían calentar la curul en la cámara.
Lo que no dicen públicamente esos voceros, es que su conducta es amoral, un trinquete para violar el acuerdo de "equidad de género" y se pusieron al mismo bajo nivel en el que siempre navegó el asno de Vicente Fox. Cuando éste justificaba alguna de las muchas corruptelas de su gente o familiares, siempre respondía que todo era "legal" (casos de El Tamarindillo, sus hijastros Bribiesca Sahagún, etc.), ya que se habían cubierto las formas para aprovechar su influencia.
El hecho de que esos partidos, con el beneplácito del IFE y del Tribunal Federal Electoral, decidieron tomarle el pelo a los votantes, demuestra que la clase política mexicana está corrompida hasta las entrañas y hacen alarde un cinismo rampante.
Son los mismos que se desgarraron las vestiduras cuando Andrés Manuel López Obrador (El Peje) mandó al diablo a esas instituciones cuando le escamotearon el triunfo que dijo obtener en las urnas en el 2006. Son los mismos que lanzaron la primera piedra contra Rafael Acosta, Juanito, por aceptar se manipulado por El Peje para obligarlo a pedir licencia luego de su legítimo triunfo para alcanzar la titularidad de la Delegación Iztapalapa y dejarle el puesto a la "profesional" Clara Brugada.
De las ocho damas que han defraudada a quienes votaron por ellas, bien poco es lo que hay que decir. Qué bueno que han declinado, porque de quedarse en el cargo, de todos modos son peleles de sus hombres, patrones o lo que sean (recuérdese que dos de ellas entregaron su honra, o sea, el puesto, a empleados de Televisa y TV Azteca) y constantemente estarían expuestas al ridículo.
Pero hay un caso peor al de estas mujeres que aceptaron ser comparsas de la tragicomedia que vive el país. Es el de Florentina Salamanca, indígena mazahua, que logró llegar a la 57 Legislatura del Estado de México, bajo las siglas del PAN.
Una mujer que ha logrado destacar como luchadora social en su distrito, el 12, y con méritos suficientes para ocupar la curul que le corresponde.
Pues bien, los perversos dirigentes panistas, en complicidad con los otros 11 diputados electos de ese partido, dejaron que Florentina Salamanca asistiera a todas las reuniones de la nueva bancada, que recibiera su acreditación del Instituto Electoral del Estado de México, y antes de rendir protesta fue impugnada ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, hasta ahora por motivos desconocidos, por un suplente que fracasó en el distrito 30, Daniel Oswaldo Alvardo Martínez, pero que recibió en su favor el fallo "inapelable" de los augustos magistrados.
Con ello, Ulises Ramírez, dirigente del PAN en el Estado de México, le da una bofetada pública, un metís rotundo, al disminuido Felipe Calderón, aún presidente de México, cuando éste está tratando a través de la TV comercial, de convencer a todo el mundo que está muy preocupado por las etnias.
En el colmo del cinismo, Ulises Ramírez dijo que su partido seguirá apoyándola y se le ofrecerá un cargo en el gobierno federal.
A esta oferta, Florentina contestó: “No quiero migajas, mi objetivo era llegar a la diputación, que gané legítimamente con 31 mil votos”. También declinó una invitación que le llegó de Los Pinos. Y con ingenuidad dijo que "me voy decepcionada, no de mi partido sino de sus dirigentes", lo cual demuestra que es una persona que aún no está maleada.
Y luego se lamentan los políticos que la confiabilidad que tienen está muy por abajo de la policía judicial y del gran apoyo popular que tiene la abstención durante los comicios.

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