martes, 16 de noviembre de 2010

Volando bajo IV

“Recordar es vivir o añoranzas de un huacalero” intituló don Enrique Zamora García a un conjunto de anécdotas y versos que ha publicado en forma de libro y que fue presentado el 16 de noviembre, a las 10 de la mañana en el aula magna del Instituto Tecnológico de Tapachula.
El de la tecla fue invitado para comentarlo. El libro es una edición casera, pagada con los ahorros de una de las hijas de don Enrique, para darle ese regalo y satisfacción al cumplir los 82 años de vida. A pesar de lo rudimentario, o quizá por ello, la edición, el catálogo de recuerdos, observaciones y rimas es una auténtica joya para quienes aún tenemos vagos recuerdos del Tapachula antiguo y que para algunos resulta romántico, pero, para otros más, es una dura espina al ver qué poco hemos avanzado y el llamado progreso ha hecho trizas nuestra mayor riqueza: el medio ambiente silvestre y exuberante.
Aun cuando tenemos una diferencia de 23 años tomando como punto de partida nuestros respectivos nacimientos, las descripciones que hace don Enrique Zamora (nada que ver con el director de El Orbe), del Tapachula de los años 30, 40 y 50 del siglo pasado es bastante pormenorizada y debo alabar su prodigiosa memoria al recordar una gran cantidad de nombres de aquellas generaciones, incluso de sus profesores y compañeros de estudio en la primaria Leona Vicario.
Para quienes les gusta la crónica, en esta modesta pero significativa obra hallarán una fuente inapreciable de datos para la reconstrucción de muchos aspectos de la vida primera de lo que se llegó a calificar como La Perla del Soconusco, dada la pujanza que el cultivo del café dio a la región, liderados por toda una generación de inmigrantes alemanes, italianos, irlandeses y españoles.
Zamora García no es escritor ni pretende serlo. Simplemente, como él afirma, "son mis recuerdos y añoranzas", pero lo hace con tal galanura, con suave fluidez, que el lector apenas repara en los errores de sintaxis y redacción que harían las delicias de los críticos literarios.
Acompañan al texto hermosas fotografías que uno hubiera deseado mejores reproducciones, más amplias, más trabajadas en el taller. Pero como ocurre con aquellas personas alejadas de los influyentes dictadores oficiales y oficiosos de la cultura, todo aquí en nuestro querido terruño tiene que hacerse en el esfuerzo aislado, materializar solos nuestros sueños privados aunque incluyan e incumban a todos.
¿Cuántos saben hoy quién trajo la energía eléctrica o el primer bloque de hielo? Parece algo sencillo, pero estoy seguro que nadie, ni profesores ni alumnos, de algún centro de estudios de esta ciudad conocen el dato. Si así fuera, ya tendríamos contra la pared a la Comisión Federal de Electricidad para que frenara su locura tarifaria en la región.
¿De dónde salió el Coatancito? ¿Cuál fue el primer taller mecánico? ¿Cuál es el antecedente del ahora pretensioso Puerto Chiapas? ¿Cuál era el recorrido de los primeros tranvías y cómo eran movidos? Todo está allí, amenamente descrito por don Enrique, así como las principales fincas cafetaleras y ganaderas que retratan un modo de vivir que marcó a las generaciones posteriores y que de alguna manera conformó lo que hoy llamamos “clase política” huacalera.
Finalmente, y muy a tono con nuestra realidad, pongo punto final a este comentario con algunos versos de don Enrique Zamora García, a lo que tituló“Adiós Tapachula”:

Ya me voy de Tapachula,
pues estoy decepcionado,
de ver tanta gente chula,
pero también gente nula.
Autoridades se van,
y autoridades vienen,
todos prometen su bien,
pero bien la descomponen.
Hay baches por todos lados,
la basura en bendición,
delincuencia al por mayor,
hijos de la corrupción…

Volando bajo III

Ciencia y tecnología no son temas populares en el ámbito chiapaneco y mucho menos en el Soconusco. Tapachula es un monumento viviente del divorcio que prevalece entre la sociedad y la academia.
Para consuelo de los tapachultecos, el desprecio a la educación y cultura no es un rasgo exclusivo de nosotros. Incluso en ciudades que presumen de contar con los mejores centros académicos, de investigación y culturales del país, como lo serían el Distrito Federal, Monterrey o Guadalajara, padecen el mismo síndrome, aunque de modo más disfrazado.
A los pocos que siempre nos ha preocupado esta situación, ya sea radicando aquí en el lar o lejos por necesidades profesionales, nunca hemos desistido de la idea ni de los empeños por comenzar a tender puentes sobre esos abismos. Tapachula, y la costa toda, merece mejores oportunidades.
En este yermo han comenzado a crecer algunas esperanzas. A diferencia de hace 20 o 30 años, ahora vemos hasta 18 instituciones de estudios superiores que comienzan a echar raíces en busca de aguas profundas que les permitan florecer y dar frutos jugosos a la región y al estado. Hasta ahora, dado las graves fallas estructurales de nuestra organización como nación, las cosechas son magras.
Por ello resulta de importancia vital el proyecto que intenta llevar a cabo el Instituto Tecnológico de Tapachula, gracias al entusiasmo que muestra su nuevo director, el Ing. Miguel del Cid y el grupo de ciudadanos que han conformado un grupo de vinculación entre la academia y las necesidades reales de desarrollo regional.
En ese contexto tuvo lugar, en días pasados, la llamada Caravana de Emprendedores, que promueve el gobierno federal por todo el país en el ámbito de las universidades. La intención, dicen, es enseñar a los futuros profesionales cómo desarrollar sus propias empresas para que no se frustren al salir de las aulas con sus flamantes títulos y no encuentren dónde aplicar sus conocimientos.
La idea, planteada así, parece buena, incluso genial. Pero dado que tengo memoria, esto me suena mucho al proyecto foxiano de “tele, changarro y vocho”. Como hasta ahora el panismo hecho gobierno no hace más que avanzar en el desmantelamiento del Estado nacional iniciado por el priismo neoliberal, este tipo de mecanismos que se anuncian como la solución al problema del crecimiento económico y combate al desempleo, parecen más un recurso para que los gobernantes eludan las responsabilidades políticas que asumieron al llegar a esos puestos de elección. El ejemplo más notorio de este esquema es la desaparición de Luz y Fuerza del Centro, junto con el Sindicato Mexicano de Electricistas, y la forma en que está diseñada la Comisión Federal de Electricidad: perfectamente concebida para que “truene” en poco tiempo, al igual que Petróleos Mexicanos.
Y como lo digo al principio, Tapachula es ejemplo vivo de esta desvinculación entre el conocimiento científico y su propia existencia. La tragedia que provocó el huracán Stan hace cinco años se ha venido repitiendo en diferentes lugares del país. Las noticias sobre estos hechos ya no nos sorprenden. Se han vuelto repetitivas. La clase política, irresponsable y cínica como siempre, ahora tiene de pretexto el cambio climático para eludir responsabilidades.
Pero la verdad, de acuerdo con investigadores y especialistas serios, es la total ausencia de planeación de las ciudades y los intereses perversos de quienes están en los diferentes niveles de la administración pública.
El catálogo de errores y malos manejos más documentado es la propia ciudad de México, donde la demagogia ha pretendido ser la argamasa que le dé sustento a la urbe. El fracaso es total.
Tapachula ha crecido bajo la misma consigna. No cuenta con un sistema de drenaje profundo, no tiene planeación vial, no hay recuperación ni tratamiento de aguas negras ni pluviales; la basura se acumula en cualquier parte, sin tener en cuenta que es fuente de riqueza y de energéticos baratos a largo plazo. La infraestructura para que esta ciudad sea sustentable dentro de 25 años ni siquiera está en los sueños de quienes se hacen pedazos por llegar al poder. En este horizonte el panorama es desolador.
La inteligencia, junto con la imaginación es la única salida. Por ello cobra relevancia el papel protagónico que se intenta darle al Tecnológico de Tapachula, con la participación y apoyo de otras instancias universitarias bien intencionadas, centros de investigación y asociaciones civiles de carácter altruista. Lo menos que podemos hacer los tapachultecos de honor, es apoyarlos.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Volando bajo II

El anuncio hecho por el presidente Felipe Calderón y Daniel Karam sobre la situación desastrosa en las finanzas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), este miércoles, resulta en verdad injuriosa para todos los mexicanos, incluso para quienes no somos derechohabientes activos.
El tono jubiloso, incluso a enjundioso, con que ambos personajes confirmaron que el Seguro Social es un enfermo desahuciado, en plena fase terminal, pero que invitan “a todos los sectores” a proponer soluciones, realmente merece que la sociedad en general sepa la clase de crimen que ellos presentan como reto a lo que llaman “administración pública”.
Daniel Karam dice que la quiebra del IMSS se debe a que no se hicieron las reformas estructurales a la institución en tiempo y forma. Pero ni él ni Calderón dijeron una sola palabra sobre las necesarias y lógicas consecuencias penales sobre quienes han saqueado los recursos que deberían estar en las arcas del Seguro Social.
Todos deberíamos saber que desde el gobierno de Luis Echeverría hasta hoy se comenzó a desmantelar al Estado mexicano nacido del movimiento revolucionario de 1910 y cuya premisa principal era la “justicia social”. Incluso este concepto aparecía en el logotipo del PRI, borrado luego en la era de Carlos Salinas y sustituido por la palabra “solidaridad”.
También deberíamos recordar que el PAN fue creado con el único propósito de oponerse, en el terreno político y amancebado con la jerarquía católica, a todas las reivindicaciones sociales que dieron origen al movimiento armado.
Como no podemos viajar en el tiempo, Calderón y Karam, por lo menos, debería llevar a juicios penales a los tres últimos directores del Seguro Social, particularmente a Juan Francisco Molinar Horcasitas, pues en acciones típicas de la delincuencia organizada, aunque tenga cuello blanco, tomó dinero del IMSS y lo metió a la ruleta bursátil.
El 20 de julio, la revista Proceso descubrió que 500 millones de pesos del Fondo de Reservas fueron desfalcados por Molinar para jugar al inversionista en empresas que, de antemano, se sabía estaban destinadas al fracaso.
Los miembros del Congreso de la Unión también son cómplices en este asunto, pues Gabriel Reyes Orona, procurador fiscal de la Federación en la era de Vicente Fox y hoy presidente de Transparencia Nacional, entregó a la Cámara de Diputados, el 24 de junio, las pruebas del robo y pedía un juicio político y el desafuero contra Molinar Horcasitas, actual secretario de Comunicaciones y Transportes.
Según Reyes Orona, publicó Proceso, “la operación irregular –ideada por el entonces responsable de Finanzas y actual director general del IMSS, Daniel Karam Toumeh– consistió en que por lo menos 500 millones de pesos fueron utilizados para jugar en la bolsa de valores en inversiones riesgosas y altamente especulativas”, pero en realidad se sospecha que la cantidad asciende a miles de millones de pesos.
El exprocurador fiscal declaró al semanario que “en 2006 el IMSS usó 500 millones de pesos para comprar bonos emitidos por Metrofinanciera –una sociedad financiera de objeto múltiple (sofom)– en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) con la intención de obtener ganancias adicionales. En 2008 esa empresa comenzó a tener problemas de liquidez y en junio de 2010 llegó a la quiebra, por lo que hoy no tiene recursos para devolver el dinero a sus inversionistas”.
Un agravante más es que la legislación no permite operaciones financieras de este tipo a ninguna paraestatal ni organismos descentralizados. Está claro: Molinar Horcasitas y Karam, quizá con la aprobación de su jefe inmediato, Calderón, violaron la ley y, por ende, cometieron un delito grave, que no alcanza fianza en ningún caso, con todo conocimiento de causa.
Con la desfachatez que ha caracterizado al gobierno de Calderón, ahora nos dice con gran entusiasmo que el IMSS será inviable dentro de cinco años y le pide a los mexicanos que ofrezcamos soluciones, que no nos achiquemos ante los retos, que le “echemos ganas”, quizá como él lo hace en su guerrita contra el narco, que tan buen negocio le ha resultado con sus asociados norteamericanos.
Comentó el colega Rafael Cardona , la noche de este miércoles también, en Telefórmula, que por menos estuvo a punto de iniciarse otra revolución francesa contra Sarkosy al intentar reducir la edad de jubilación, y que Obama ha recibido un brutal golpe electoral en los comicios electorales de esta semana en Estados Unidos, por incumplir tareas en el terreno de la seguridad social.
En México, toda la clase política está preocupada por llevarse la tajada más grande del botín, ya sea en los municipios, en los estados o en la federación. Bonitos festejos del bicentenario y del centenario estamos teniendo. Aleluya.