La búsqueda de la
identidad de esta región es un tema que nos preocupa. No por mero capricho
localista o de imagen folclórica, sino porque en ello va nuestra esencia,
nuestra tradición y la proyección hacia el porvenir. Como suele ocurrir, antes
que políticos o las llamadas “fuerzas vivas”, son los artistas quienes saltan a
la palestra para reivindicar los valores autóctonos.
Gracias al empeño de una funcionaria estatal,
en este caso de Marvin Arriaga, a la sazón directora del Consejo Estatal para
la Cultura y las Artes de Chiapas (Coneculta), y a la inquietud de una
pijijiapaneca, la pintora Patricia Mota Bravo, la sede del Ayuntamiento de
Tapachula cuenta con una propuesta
pictórica, bella por sí misma, sobre lo que el Soconusco significa para el
gusto estético de la pintora.
Pero para que ello se concretara tuvieron que
pasar varios años. Según revela en entrevista la maestra Mota Bravo, el
proyecto se inició en la administración del entonces gobernador Pablo Salazar
Mendiguchía y en el periodo del alcalde Ezequiel Orduña. Incluso, había sido
aprobado por el Cabildo de esa época.
Sin embargo, el asunto quedó en el olvido.
Pero hubo alguien que sí creyó en el arte como elemento sustancial de los
pueblos. Esa persona fue Marvin Arriaga. Más de cuatro años después, ya al
frente de Coneculta, retoma este proyecto y lo amplía, creando el programa
“Murales, corazón de Chiapas”. Convocó a diferentes artistas para que hicieran
propuestas para Chiapa de Corzo, San Cristóbal de Las Casas, Tapachula y
Comitán. A los elegidos les advirtió: “Sólo tienen dos meses y medio para
realizar los murales, los tiempos políticos se nos vienen encima. ¿Aceptan el
reto?” Todos aceptaron.
En San Cristóbal el pintor indígena Antún Kojtom, de
talla internacional, se hizo cargo del Teatro de la Ciudad, con el tema de los
trece nahuales. En Comitán quedó el maestro Manuel Punjamá, de raíz zoque, que
trabajó sobre Rosario Castellanos y el ambiente descrito en su obra Oficio de Tinieblas, además de la fauna.
Chiapa de Corzo queda a cargo del artista japonés Akio Hanafuji, quien ha dado
talleres a pintores indígenas de Los Altos de Chiapas.
Patricia Mota Bravo llegó a principios de este junio a
Tapachula, acompañada de sus asistentes, los también pintores Betina Alcántara
Elizalde y José Vázquez Estrada, quienes trabajaron incansablemente para
cumplir con los tiempos establecidos, aunque reconoce que “me excedí en un
día”.
El
mural
La obra consta de tres secciones. La parte superior
simboliza, mediante la espiral, el principio y fin del universo.
La zona central, que domina una ceiba-mujer, es la región
Costa, coronada con 16 pájaros que representan los municipios del Soconusco, y
es lo que se puede considerar la parte poética.
La tercera sección es meramente iconográfica: el cacao, como
el origen de nuestra identidad, complementado con el café, la ganadería y la
pesca. Nuestro pasado prehispánico representado por dos piezas de Izapa, que
versan sobre el dios del agua.
La parte de las bases es el inframundo maya. Sobre la
pirámide de Izapa están las cuatro culturas más importantes que han conformado
la población soconusquense: África, Oriente, Europa e Hispanoamérica.
Desde luego, destaca el ferrocarril, que trajo a la
región la prosperidad al mover todo el comercio, pero que fue destrozado por
los gobiernos posrevolucionarios y neoliberales.
La maestra Mota Bravo apunta que en el mural están
representados personajes locales, como los dos muchachos que les servían de
ayudantes, dos intendentes del Ayuntamiento, un policía, además de su hija y
dos sobrinas. La mujer de la ceiba y los danzantes son bailarines del Centro
Universitario de Formación Artística (CUFA), y demás personajes que fueron
fotografiados ex profeso.
La obra plástica está trabajada con acrílicos, previo un
aplanado y sellado con impermeabilizantes, después fue alijado y aplicadas dos
capas de pintura para evitar fisuras. Además, tiene texturas que dan realce a
las imágenes, como la arena de la parte superior.
Es cierto que la iconografía es un tanto dispersa, puesto
que al pretender abarcar las diferentes zonas del Soconusco el eslabón que
vendría a ser el sustantivo regional, queda flotando entre el cacao, las ruinas
de Izapa y la ausencia de la fauna característica, ya fuera el pijije, el
venado cola blanca o la iguana. No obstante, el conjunto es muy estético por
sus imágenes y rico en colorido.
Desde luego que no deja de molestarnos a los soconusquenses el hecho de que sea "el centro" el que decida cuáles deben ser nuestros valores y características, pero ello revela la pequeñez de la clase política contemporánea, que sólo sabe de rapiña, soberbia, necedad y valemadrismo.
Los jóvenes que hoy se encuentran en los cargos públicos, ya sean de elección o por dedazo, han heredado los mismos vicios, aunque agravados, de los anteriores, sean del partido que sean. Sólo los ciudadanos, con participación directa, podremos cambiar para bien nuestro porvernir. La democracia representativa ha muerto, ¡democracia directa, ahora!
PERFIL DE LOS ARTISTAS
Patricia Mota Bravo
Nace en Tuxtla Gutiérrez y pasa su niñez en Pijijiapan,
concretamente en la Estación Echegaray. Desde la secundaria es discípula del
pintor Luis Alaminos, español llegado a Chiapas, quien es formador de los
principales artistas plásticos chiapanecos, como Reynaldo Velázquez, Gabriel
Gallegos, Ramiro Jiménez Pozo, Manuel Velázquez, entre otros. Estudió en la
Universidad de las Américas, en Puebla, pintura, artes gráficas y diseño. Uno
de sus maestros fue José Lazcarro Toquero, artista multidisciplinario, con
quien también trabajó dos años en Puebla.
Se involucra con los murales cuando la Universidad de las
Américas convoca a un concurso der murales, y junto con Aurelio Arrieta (veracruzano)
y Javier Echaline (poblano), uno fotógrafo y el otro grabador y pintor.
Desarrollan un mural en esa universidad sobre la lucha del día y la noche
(guerreros águilas y jaguares). Después se traslada a la Ciudad de México.
A su regreso a Chiapas trabaja con su maestro Alaminos
durante tres años. Cuando cumple 30 años de edad presenta su primera
exhibición. En el catálogo Alaminos la
enmarca dentro del “surrealismo poético no ortodoxo”. Trabaja de manera
independiente en diseño gráfico y dando talleres, pero desde hace 13 años se integra
a la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach), donde da clases de historia del
arte y pintura, a la par de talleres en Coneculta y en San Cristóbal de Las
Casas. Junto con Lucía Ovando imparte talleres de pintura y literatura
infantil, lo que ha quedado registrado en cuatro libros. En diseño obtuvo un
premio nacional por la revista Boca de
Polen.
También trabajó como asistente al lado del maestro César
Corzo, hace 15 años, enel mural que está
en Palacio de Gobierno, donde perfecciona la técnica del temple, que
anteriormente había estudiado con discípulos de Luis Mishizawa.
En 2005 tiene una residencia en Austria, donde elabora una
obra sobre las tejedoras indígenas de Chiapas. Es un mural de 9 por 2 metros.
Betina
Alcántara Elizalde
Originaria de Los Mochis, Sinaloa, tiene más de 16 años
de radicar en Tuxtla Gutiérrez. Pinta desde niña y es autodidacta. Primero fue
decoradora de artesanías de barro, gracias a lo cual la invita la cadena de
restaurantes Potzolcalli, de la Ciudad de México para decorar sus locales y eso
le da experiencia.
Con los años, a los 35 de edad, decide entrar a tomar
cursos en la Escuela de Artes Visuales de la Unicach. Es independiente, por
primera vez participa en un trabajo institucional. Es especialista en grabado,
su estilo es abstracto y experimental.
Está enfocada al existencialismo y su obra es conocida en Colombia, Guadalajara
y el Distrito Federal. Combina técnicas tradicionales y de punta. Su aportación
al mural de Soconusco es el dibujo y la figura humana. Le gusta experimentar
con materiales y romper las reglas.
José
Vázquez Estrada
Es un arquitecto tuxtleco. Le gusta la pintura desde la
secundaria. Tomó talleres de dibujo, pintura, música. Por cuestiones familiares
dejó de lado estos temas y estudió arquitectura en la Unach y hoy trabaja en un
despacho para la construcción. A la par se dedica a las artes plásticas.
Trabaja los óleos y los tonos pastel, le gustan los formatos grandes, a excepción
de los retratos, que son por encargo.
Actualmente prepara una exposición personal en Tuxtla Gutiérrez
sobre personas marginadas al óleo y en formato grande.