lunes, 14 de diciembre de 2009

Una tarde de blues


Era el inicio del “puente” más largo del mundo, el Guadalupe-Reyes. Prácticamente, fin del año 2009. Como ya se ha vuelto tradición en la explanada del Centro Cultural José Martí, en la lateral de avenida Reforma de la estación del Metro Hidalgo, hubo una gran tocada popular, gratuita, de blues.
Ese sábado, el programa comenzó desde las 12 del día. El clima era muy agradable y abrió un trío metalero que comienza a darse a conocer, haciéndose llamar Osadía. Luego de calentar el escenario, dejaron paso a la agrupación Kozmic Rain, con su excelente vocalista Ximena, que cantó clásicos de Janis Joplin y Tina Turner. Por cierto, anunció que en marzo próximo lanza su primer disco. Esperamos conocer en ese CD su propio estilo, porque voz tiene para dar y prestar.
La actuación de Kozmic Rain fue en verdad excepcional, pues logró captar la atención del público que, poco a poco, fue creciendo de tal modo que la explanada del Martí se vio colmada de melómanos de todas las edades, además de parejas bailadoras que hicieron gala de inagotable energía. El entusiasmo se generalizó de tal manera que hasta indigentes de la tercera edad recordaron sus años mozos, aquellos de Woodstock o Avándaro, que se soltaron el pelo y bailaron hasta caer rendidos.
Luego de casi dos horas, Kozmic Rain dejó paso a otra gran banda, Radio Blues, que demostró su gran madurez alcanzada en el género, luego de sus ya varios años en estos menesteres. Esta agrupación es comandada por Joe Quintana, brillante guitarrista que, para quienes seguimos la trayectoria del blues mexicano, podemos decir que va distanciándose de la rigurosa técnica que exige el género, para entrar al terreno del virtuosismo.
Pero lo mejor vino a continuación, cuando empezaron a participar los solistas invitados, dando inicio a una orgiástica jam sesión. Radio Blues hizo gala de ductibilidad al irse adaptando a cada uno de los estilos de las estrellas que subieron al escenario.
Es necesario mencionar la solidaria participación de un famoso y popular músico en los teclados de Radio Blues. Me refiero a Pepe Torres, quien a pesar de no ser un experto en el género, hizo un laudatorio esfuerzo de adaptación y demostró que “el que es buen gallo, donde quiera canta”.
Sin embargo, lo que hizo inolvidable ese sábado 12 de diciembre, cuyo concierto fue bautizado por los responsables del Martí como “el último blues”, fueron las actuaciones de Lalo Méndez, líder de Arkeus; Daniel Reséndiz, guitarrista de la Dalia Negra, y Ángel D’Mayo, quienes, junto a Joe Quintana, se enfrascaron en una bacanal de improvisaciones, a cual más afortunada, al punto que se les olvidó el horario preestablecido y deleitaron al insaciable público, que prácticamente tuvieron que retirarse rendidos por el cansancio.
Como siempre ocurre con estas manifestaciones, alguien está detrás de ellas. En este caso es una talentosa y bella dama. Ella es María Eugenia Mondragón Mundo, periodista que trabajó en El Universal de reportera y que siempre ha sido promotora cultural.
Conozco la historia del Centro Cultural José Martí casi desde su inauguración, en 1976, por dos razones. La primera, porque vivo muy cerca, en la colonia Guerrero, y la segunda, porque también me dedico a la promoción cultural. Por ello, puedo afirmar que el Martí vive una de sus mejores épocas bajo la batuta de Maru Mondragón. Desde que está a cargo, siempre tiene actividades: cine club, talleres, seminarios, conferencias, teatro, exposiciones de artes visuales, danza y música de todos los géneros, donde la pluralidad de las manifestaciones es la constante. Y las actividades están organizadas para todas las edades: niños, adolescentes, jóvenes, adultos y para la tercera edad.
Pero Maru no sólo tiene a su cargo el Martí. El centro Xavier Villaurrutia, en la glorieta de Insurgentes también es su responsabilidad y allí igualmente está haciendo historia, de la buena, aunque no ha faltado la envidia y la cizaña que han tratado de mancharla. Pero eso se debe más a ignorancia que a mala fe. Pocos saben que la Mondragón hace milagros con el presupuesto que le asigna la Secretaría de Cultura del DF. Ya es lugar común decir que no hay dinero que alcance para la promoción de las manifestaciones culturales, pero ella no se arredra ante esos escollos.
Vaya esta crónica como un reconocimiento a una servidora pública sencilla pero eficaz y que nunca busca protagonismos de especie alguna.

1 comentario:

  1. Jazz SG
    Mi muy estimado tío . Esta es sin duda alguna una prueba fehaciente de que sigo tu blog, al igual que tantas otras cosas que escribes. Muy buena la entrada anterior, en verdad muy buena y mira que para que yo te diga eso en verdad tiene que ser buena ja,ja,ja. Si ya sé, cómo me atrevo a calificar a un monstruo del periodismo pero... Tengo un par de comentarios más que realizarte (como siempre je,je) lo haré por el msn para evitar malos entendidos y que me lances la verborrea que tan “amablemente” me dices siempre.

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