"El luto
prolongado es una traición a la memoria del muerto". (Fuentes dixit)
Debido al trabajo diplomático del veracruzano Rafael
Fuentes Boettiger,la sonorense Berta Macías Rivas, su esposa, da a luz un bebé
en la ciudad de Panamá, al que registran con el nombre de Carlos, en honor del
hermano mayor del embajador de México en aquel país centroamericano.
La infancia de quien formaría, junto con Juan Rulfo y
Octavio Paz, la trilogía de escritores mexicanos más reconocidos en el mundo y
emblemáticos del siglo XX, transcurre en las ciudades de Panamá, Quito,
Montevideo y Río de Janeiro hasta 1934, cuando don Rafael, luego de
decepcionarse del quehacer político doméstico tras un breve paso en la
Secretaría del Departamento del Distrito Federal, decide regresar al servicio
exterior y se asienta en Washington, DC, donde estudia toda la primaria y las
vacaciones tiene que pasarlas en Veracruz con sus abuelas y tías para que no se
le olvide el idioma español.
En esa época y por las necesidades protocolarias de su
padre en Washington, Carlos Fuentes tiene que disfrazarse de charro para
representar a los niños mexicanos en las fiestas diplomáticas, situación que lo
hace sentir profundamente el amor y la nostalgia por su país.
De 1940 a 1944 viaja con sus padres de Nueva York a
Valparaíso en vapor, tocando puertos de Panamá, Colombia, Ecuador y Perú. Pasa
estos años en Santiago de Chile y Buenos Aires. En Santiago, además de asistir al
colegio inglés The Grange, escribe sus primera narraciones con Roberto
Torretti, publicando algunas piezas en el Boletín del Instituto Nacional de
Chile, fundado por Victorino Lastarria.
Dice Fuentes en sus apuntes biográficos que llega a Buenos Aires a los pocos días de
la toma del poder por el general Farrel, en 1944 y que como muestra de
“rebeldía” contra la educación fascista del régimen militar, se dedica a
descubrir el sexo, el tango y la obra de Jorge Luis Borges.
De regreso a México, continúa con los estudios, ya que su
padre desempeña el cargo de director de protocolo de la Secretaría de
Relaciones Exteriores.
En este periodo fortalece sus relaciones amistosas con
el grupo de diplomáticos surgidos de la Revolución mexicana, entre los que
destacan Castillo Nájera, Padilla Nervo, Quintanilla, Córdoba, Campos Ortiz,
Tello, además de formarse en los principios de lo política exterior mexicana:
no intervención y autodeterminación. Lee el Quijote, operación que a partir de
entonces repetirá cada año. De 1945 a 1946 termina el bachillerato en el
Colegio México del Distrito Federal.
En el lapso de 1947 a 1948 publica algunos relatos
cortos en las revistas Mañana e Ideas de México, así como reportajes y
artículos políticos en Hoy, Novedades
y Voz. Asiste a los cursos de
filosofía de José Gaos y de Eduardo Nicol, y a los de estética de Justino
Fernández, en la Escuela de Mascarones.
Gana varios concursos literarios en el colegio y
entabla amistad con Enrique Creel de la Barra, Jaime Saldívar, Guadalupe Pita Amor y el grupo Basfumista, un
pretexto filosófico para la parranda, animado por el pintor Adolfo Best Maugard,
afirma el propio Fuentes.
Comienza la graduación en Leyes en la Universidad
Nacional Autónoma de México en 1949, pero la abandona para graduarse en la
universidad noctámbula de aquella ciudad de México que la época de oro del cine
nos retrata con romanticismo, y Fuentes se vuelve experto en prostíbulos,
cabarets, magos y mariachis, que en sí es la materia prima de su primera novela, La región más transparente.
En 1950, Fuentes reconoce que como medida autodisciplinaria
se larga a vivir a Ginebra, Suiza, y se inscribe en el Instituto de Altos
Estudios Internacionales con algunos destacados internacionalistas europeos del
momento: Ropke, Rappard, Bourquin y Brierly. Lee exhaustivamente los clásicos
griegos y latinos, las novelas de Thomas Mann y la poesía europea a partir de
Baudelaire y Rimbaud.
Labora como secretario del miembro mexicano de la
Comisión de Derecho Internacional de la ONU, Roberto Córdoba. Viaja a Portugal,
Italia, la Austria ocupada y Francia, donde conoce a Octavio Paz. Europa le
ofrece el rostro final de una belleza: la ruina.
En 1953 gana el primer lugar en el concurso de ensayos
convocados con motivo del Cuarto Centenario de la Facultad de Derecho y publica
la revista generacional Medio Siglo,
en la cual colaboran otros jóvenes escritores: Salvador Elizondo, Sergio Pitol,
Marco Antonio Montes de Oca y, en sus primicias, José Emilio Pacheco y Carlos
Monsiváis. Ocupa el cargo de secretario de prensa del Centro de Información de
las Naciones Unidas.
Al año siguiente
se coloca como subdirector de prensa de la Secretaría de Relaciones
Exteriores con motivo de la Conferencia Interamericana de Caracas y la subsecuente
invasión de Guatemala y el derrocamiento de Jacobo Arbenz marcan su ánimo
político y el fin del sueño rooseveltiano de la buena vecindad. A partir de ese
momento, militará contra las políticas de Estados Unidos en América Latina,
pero también contra las de la Unión Soviética en Europa Central. Sus ensayos
denuncian la política de la Guerra Fría. Pero su principal ocupación es
publicar su primer libro, Los días
enmascarados, una colección de cuentos.
“Escribí este pequeño libro en una fiebre de alegría,
dando de manotazos a un foco eléctrico que pendía, desnudo, del techo de mi
recámara. Allí está mi cuento emblemático, Chac
Mool, que contiene muchas de las preocupaciones formales y temáticas de mis
otros libros. Lo decía para México pero acabé por entenderlo para todo el
mundo: el pasado está vivo, e ignorarlo es condenarse a un futuro muerto...”,
explica Fuentes en sus notas biográficas.
En esta década el autor de Aura, es un activo promotor cultural y otra de sus empresas se
materializa en la Revista Mexicana de
Literatura, en compañía de Emmanuel Carballo.
Regresa a la Secretaría de Relaciones Exteriores,
colaborando con el ministros Luis Padilla Nervo y preparando las primeras
cuartillas de La región más transparente.
Su intensa actividad continúa con la fundación y
dirección del Departamento de Relaciones Culturales de la Secretaría de
Relaciones Exteriores, es miembro del Centro Mexicano de Escritores, asiste a
los almuerzos sabatinos del restaurante Bellinghausen, con los escritores Max Aub,
José Luis Martínez, Alí Chumacero, Jaime García Terrés, Hugo Latorre Cabal,
José Alvarado, los artistas Juan Soriano y Abel Quezada y el editor Joaquín
Díez Canedo. Estrecha relaciones con el grupo teatral universitario Poesía en
Voz Alta, animado por Octavio Paz.
Fundamental en su vida literaria resulta 1958, pues colabora
estrechamente con Fernando Benítez y Vicente Rojo en el suplemento México en la Cultura, del diario Novedades. Abandona el servicio
diplomático y sale a la venta su primera novela, La región más transparente, “en medio de parejos denuestos y
elogios”.
Inmediatamente después del triunfo de la Revolución viaja
a Cuba, en 1959. La solidaridad con Cuba provoca la expulsión del grupo de
Benítez de Novedades. José Pagés
Llergo acoge a los escritores en la revista Siempre!.
Publica la novela Las buenas conciencias.
“Fue un baño de serenidad y paciencia después del
tumulto de La región... Iba a ser
parte de una tetralogía nunca terminada que un día eché al boiler del agua
caliente, cuando esos artefactos todavía eran necesarios en México. De todas
maneras, el bildungsroman de Jaime
Ceballos me gusta porque me permitió acercarme a las contradicciones de la
cultura católica en la que todos los españoles y latinoamericanos estamos
inmersos, seamos creyentes o no. Leía mucho esa época a Mauriac, a Mounier, y a
Kierkegaard, y de éste es el epígrafe: 'Los cristianos hablan con Dios, los
burgueses hablan de Dios'. Pude haber utilizado, también, este dicho de Luis
Buñuel, a quien la novela está dedicada: 'Gracias a Dios, soy ateo'",
comenta Fuentes a propósito de esa novela.
En 1964 empieza su amistad con Gabriel García Márquez.
Escriben junto guiones de cine y organizan tertulias dominicales. El concurso
de cine experimental reúne a diversos talentos en torno a Manuel Barbachano
Ponce y Gabriel Figueroa. Se celebra en Chichén-Itzá el simposio interamericano
y allí se inicia su amistad con William Styron, Lillian Helman y otros
escritores norteamericanos. Nace en la ciudad de México la Zona Rosa y con ella
los cuentos de Cantar de ciegos.
Colabora en la fundación de la editorial Siglo XXI que
dirige Arnaldo Orfila, en 1965. Viaja a Nueva York a la reunión del Pen Club
Internacional presidido por Arthur Miller. La burocracia literaria cubana
organiza un ataque contra Neruda y Fuentes por su presencia en Nueva York. Los
métodos empleados son estalinistas: se ponen en el ataque firmas de amigos a
los que ni siquiera se les consultó. A partir de ese momento, no regresa a Cuba
pero se niega a abandonar la defensa del derecho a la autodeterminación de Cuba
o cualquier otro país latinoamericano. Vive en Roma y en París.
El fatídico año
de 1968 lo asalta viviendo en Londres y París, donde aprovecha los recursos del British Museum
para iniciar la redacción de Terra
Nostra. Colabora con François Reichenbach en el film México, México. Es un año crucial. Está presente en la fase final
de la rebelión estudiantil parisina y publica París: La revolución de mayo.
Protesta contra la invasión soviética de Checoslovaquia
y viaja a Praga con Julio Cortázar y Gabriel García Márquez para apoyar a los
escritores y artistas independientes de ese país. Los recibe Milan Kundera. La
masacre de estudiantes en Tlatelolco lo decide regresar a México.
En 1975 acepta el nombramiento de embajador de México
en Francia como homenaje a la memoria de su padre, por convicción de servicio a
la diplomacia mexicana, y como apuesta por el civilismo y la reforma política y
social en México después del trauma de Tlatelolco. Gana las dos primeras
apuestas; la tercera la gana y la pierde a medias. Abre las puertas de la
embajada a los refugiados políticos latinoamericanos y a la resistencia
española. Actúa como delegado en la Conferencia sobre Ciencia y Desarrollo en
Dubrovnik, Yugoslavia, y recorre Sarajevo y la costa dálmata.
No obstante, en 1977, dimite como embajador en Francia,
en protesta contra el nombramiento del Chacal de Tlatelolco, Díaz Ordaz, como
primer embajador de México en España después de la muerte de Franco.
Recibe el doctorado de la Universidad de Harvard en
1983 y pronuncia el discurso de fin de curso, insistiendo en las razones de
América Latina frente a la equivocada política norteamericana en la región. Al
año siguiente termina la novela Gringo
viejo, que viene elaborando, en distintas etapas desde 1948.
De esta obra, dice Fuentes, “obviamente, es una novela
fronteriza: la frontera que puede ser herida abierta o cicatriz dolorosa, entre
México y los EU, pero también la fatiga de los EU, ese país hambriento de
nuevas fronteras. Siempre me fascinó el destino de Ambrose Bierce, el
desencantado escritor gringo que, incapaz de quitarse la vida, va a México a
que se la quite Pancho Villa. Escribí la novela sobre Bierce que Bierce ya no
puedo escribir. Y la escribí como una elegía del lenguaje. Bierce es el
custodio de la palabra escrita. Arroyo, el guardián de los textos sagrados.
Harriett es la lectora (o la novia) ideal de ambos, hasta que Arroyo, en una
escena, le introduce la lengua española en la oreja mientras bailan y la
contagia con la lengua española que sedujo al padre de Harriett en Cuba y ahora
la seduce a ella misma en México. Sin las palabras, dice el gringo viejo, somos
todos ciegos”.
En 2009,al cumplir Carlos Fuentes 80 años de edad, todo
este año se le rinde homenaje no sólo a
su vida, sino a su obra, prolífica y emblemática del México contemporáneo.
Agrega a su extraordinaria obra, nuevo libro, La voluntad y la fortuna. Como en todos los demás, la temática es
la preocupación de lo que ocurre en su amado país.
Editado por Alfaguara, citamos aquí un breve párrafo de
la nueva obra de Fuentes, sólo para dar una idea de su terrible vigencia:
“Miro sin mirar. Tengo miedo de ser visto. No soy lo
que suele ser ‘agradable’ de ver. Soy la
cabeza cortada número mil en lo que va del año en México. Soy uno de los
cincuenta decapitados de la semana, el séptimo del día de hoy y el único
durante las últimas tres horas y un cuarto.”
Fuentes muere el martes 15 de mayo de 2012 a los 83
años de edad.
Recuadro 1
Narrativa
La
región más transparente (1954),Las buenas conciencias (1959), La
muerte de Artemio Cruz (1962), Aura
(1962), Cantar de ciegos (1964), Zona Sagrada (1967), Cambio de piel (1967), Cumpleaños (1969), Terra Nostra (1975), La
cabeza de la hidra (1978), Gringo Viejo
(1985), Cristóbal Nonato (1987, La Campaña (1990), La Frontera de Cristal (1995), Los
años con Laura Díaz (1999), Instinto
de Inez (2001), La Silla del Águila
(2003), Todas las familias felices
(2006), La voluntad y la fortuna
(2008), Adán en Edén (2009).
Recuadro 2
Algunos
reconocimientos y premios
1976 Premio Xavier Villaurrutia por Terra Nostra
1979 Premio Internacional Alfonso Reyes
1984 Premio Nacional de Literatura de México
1987 Premio Cervantes
1992 Legión de Honor
1992 Premio Internacional Menéndez Pelayo
1994 Premio Grizane Cavour
1994 Premio Príncipe de Asturias
1994 Medalla Picasso de la UNESCO
2008 Premio Internacional don Quijote de la Mancha
2008 Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica
Recuadro 3
Ensayos
La nueva novela hispanoamericana (1969), El mundo de
José Luis Cuevas (1969) , Casa con dos puertas (1970), Tiempo mexicano (1971), Cervantes
o la crítica de la lectura (1976), El espejo enterrado (1992), Geografía de la
novela (1993), Tres discursos para dos aldeas (1993), Nuevo tiempo mexicano
(1995), Retratos en el tiempo, junto con Carlos Fuentes Lemus (2000), Los cinco
soles de México: memoria de un milenio (2000), En esto creo (2002), Contra Bush
(2004), Los 68 (2005).
Teatro
Todos los gatos son pardos (1970), El tuerto es rey (1970),
Los reinos originarios (1971), Orquídeas a la luz de la Luna (1982), Ceremonias
del alba (1990).
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