lunes, 5 de octubre de 2009

De eufemismos, hipocresías y otras "jaladas"




La hipocresía, mojigatería y eufemismos culteranos han sido -desde mi punto de vista- plagas tan nocivas que asuelan algunos textos periodísticos o literarios, como las míticas que azotaron Egipto.

He comprobado, por lo general, que son personas sin freno alguno en su íntimidad las que presumen de buenas formas ante los ojos de terceros e intentan dar cátedra de elegancia al referirse a los actos humanos más comunes, como decir o escribir "hacer el amor" por simplemente coger, o bien "hacer del dos" en lugar de cagar.
Cuando esta hipocresía la trasladan a sus textos el hecho se vuelve ridículo. En varias ocasiones tuve conatos de discusión con propietarios o directores de publicaciones por, en el ánimo de que su subconciente no se vea traicionado, el buen empleo de nuestro idioma.
Es por ello que hay quienes, al tener que referirse al trasero, nalgas o culo de alguien, pretenden ser elegantes o educados y se refieren a esa hermosa parte del cuerpo como el "derriere", una horripilante palabra francesa que suponen de mayor alcurnia que nuestro bello español. Además, ni siquiera tiene la connotación corporal que se le pretende atribuir. Por si fuera poco, los falsos eufemistas le faltan el respeto a los lectores en español al suponer que todos dominamos los galicismos y ni siquiera ponen una nota al pie de página para saber lo que intentaron decir.
Fenómeno similar ocurre cuando, en su mojigatería, emplean la palabra seno al referirse a las chichis, mamas o pechos de las mujeres. Si alguien consulta el diccionario, encontrará que seno tiene muchas acepciones, siendo la tercera la que se refiere al pecho como zona anatómica que desde la base del cuello al comienzo del abdómen. Nada que ver con las galanas tetas.
Mucho se ha discutido la validez de etiquetar a algunas expresiones como "malas palabras " o "altisonantes". Casi siempre quienes defienden esos conceptos son derrotados por los verdaderos conocedores de la lengua, pues todo debe interpretarse de acuerdo al contexto en el que se cita.
Allí está nuestra actualísima expresión de "buey" o mejor, "güey", que va desde lo cariñoso hasta lo despectivo, o los que argumentan que según quién nos diga "chinga tu madre" lo tomaremos como insulto o sólo una voz de aliento.
Por ello, modestamente, recomiendo a quienes tienen publicaciones o son literatos en español y no en esperanto, pues que no revuelvan la magnesia con la gimnasia. He dicho.

No hay comentarios:

Publicar un comentario