lunes, 26 de octubre de 2009

La Era de la estupidez




Quienes componemos el abundante gremio de la gente común en los pueblos latinoamericanos somos proclives a suponer que las sociedades europeas, sobre todo las occidentales, son mejores que las nuestras. Es cierto que, en algunos rubros, tienen muchas ventajas, no podemos negarlo. Pero hay uno esencial, el de la política, empeñado en demostrar nuestra igualdad palurda, no obstante los avances educacionales, científicos y tecnológicos evidentes allende el Atlántico.
El ejemplo más tosco en estos momentos es Italia. ¿Qué similitudes guarda con México? Varias, como son el problema de la basura, el abasto de agua, el desempleo y la inseguridad. Pero en el terreno de la cultura política ambas sociedades estamos "fritas", en bancarrota, por así decirlo.
En un brillante y esclarecedor artículo, Antonio Elorza, ex profesor de la Universidad de Turín y cavalliere de la Orden del Mérito de la República italiana, intitulado Quo vadis, Berlusconi (El País, 21/10/09), expone la miseria, corrupción y estupidez a la que ha llegado la clase política-empresarial de la península que fuera cuna del fascismo.
La puntual descripción que hace el maestro Elorza de Berlusconi y lo que éste representa, significa para los mexicanos la fusión exacta de lo que han sido y son nuestros políticos, desde Miguel Alemán hasta Felipe Calderón. Dicho en otras palabras: lo peor del priismo amalgamado ahora con la esencia panista. Los mexicanos nunca debemos olvidar que el Partido Acción Nacional nació con el único fin de contrarrestar y desmantelar los logros en justicia social que habían alcanzado con la Revolución, algo de lo que el Partido Revolucionario Institucional se decía heredero, pero que años después abdicó (en la era de Miguel de la Madrid) al borrar de su logo el lema "por la Justicia Social".
En esa misma edición del periódico español (que resultará histórica por su contenido), se publica una entrevista hecha por la escritora Mónica Zgustova al ex presidente polonés Václav Havel, donde hace un recuento sucinto de la degradación en que ha caído la clase política-empresarial en Polonia. En esas mismas páginas, Carlos Fuentes se congratula por el Nobel de la Paz otorgado a Barack Obama y denuncia la feroz embestida que los republicanos están lanzando contra el actual presidente estadounidense y que (me entero ahora) es encabezada por Liz Cheney, sí la hija del ex vicepresidente de Bush Jr.
Por su parte, Rosario Ortega, catedrática de psicología en la Universidad de Córdoba, España, también publica en El País (26/10/09) un análisis sobre el nivel mediocre de la educación en la península ibérica, denominado Docentes, autoridad moral y autoritarismo, en el que destaca cómo ese país se está derrumbando en algo que en México es bien conocido: el poder no desea ciudadanos pensantes sino entes maquiladores.
Si a ello le sumanos que España todos los días amanece con escándalos de corrupción tanto del Partido Popular (derecha) como del Partido Socialista Obrero Español (dizque izquierda) y atentados mortales por diferencias ideológicas, pues no vemos mucha diferencia entre nuestras sociedades.
Es claro que Francis Fukuyama no se equivocó al anunciar el fin de las ideologías, valga decir de las utopías, y que hoy se encuentra en plena hegemonía el pragmatismo más aberrante entre quienes creen que hacen política.

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