viernes, 19 de febrero de 2010

La pluma mágica


Cuentos para Demián por su 9º. cumpleaños

En una ciudad construida en una inmensa nube vivía un muchacho de nueve años de edad llamado René. Era muy guapo e inteligente y gustaba mucho de los juegos virtuales. Debido a esta pasión descuidaba un poco los juegos físicos y casi no tenía relación con la lectura y la escritura, pues a pesar de que le gustaban mucho las historias, en lugar de leerlas o escribirlas, prefería escucharlas.
En una ocasión, su mamá - que era una mujer muy sabia-, le regaló una pluma para que hiciera sus tareas escolares. Sin embargo, a René pronto se le olvido la pluma en el fondo de la mochila pues tenía muchos lápices. Además, los utilizaba poco debido a que la mayoría de sus trabajos los hacía en la computadora, con la cual era muy hábil.
Otro de los pasatiempos de René era atrapar pedazos de nubes cuando pasaban cerca de su ventana arrastrados por el viento. En una ocasión, cuando se encontraba entretenido agarrando trozos de nubes para guardarlos en una bolsa y hacer una almohada para su madre, en una de esas nubecillas encontró una hoja de papel blanco.
Debido a que le gustaba mucho dibujar, pensó que la podría utilizar en alguno de sus diseños y corrió a guardar la hoja en su mochila. Al tratar de acomodarla para que no se arrugara, encontró la pluma olvidada.
–¡Esta es una buena ocasión para estrenarla! –exclamó con alegría y de inmediato la sacó y se puso a dibujar un autobot.
Luego de terminar el dibujo, René empezó a escribir algunas frases para acompañar la acción del autobot, pero conforme avanzaba, se sorprendió muchísimo al notar que al tocar la pluma, ésta adivinaba sus pensamientos y con gran rapidez y claridad plasmaba los textos en el papel.
Su curiosidad se despertó con gran fuerza y para descubrir de lo que era capaz esa pluma, abrió su cuaderno de matemáticas y se dispuso a resolver las sumas y restas que le habían dejado de tarea. Tan pronto agarraba la pluma, de inmediato escribía las respuestas que René tenía en mente. A continuación tomó su cuaderno de español y el resultado era parecido. La pluma se deslizaba con rapidez, escribiendo con bella letra las oraciones encargadas por la maestra. Igual sucedió con el cuaderno de inglés.
Maravillado, René se olvidó de los videojuegos y su mayor entretenimiento fue desde ese momento escribir con la pluma mágica que le había regalado su mamá, pues se dio cuenta que mientras más la usaba, más obedecía a sus pensamientos.

2 comentarios:

  1. No le mienta, Maestro; mejor péguele.
    ¿Cuando le damos a Proteus?, por cierto, ya puede visitar mi blog: http:ocioymetal.blogspot.com
    Espero sus implacables y brutales comentarios. Atte. Su fan

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  2. por lo menos Demian recibiò sus cuentos...a alguien màs debes alguna entrada de blog? JSG

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